Libretos
Libreto | Fiesta de San Judas Tadeo
SANTA MISA SOLEMNE
FIESTA DE SAN JUDAS TADEO,
APÓSTOL
PRESIDIDA POR S.E.R.
ROBERTO DELGADO
ARZOBISPO DE GUADALAJARA
RITOS INICIALES
CANTO DE ENTRADA
(Que alegría cuando me dijeron)
¡Qué alegría cuando me dijeron
Vamos a la casa del Señor!
Permaneciendo en Jerusalén
En las puertas de la casa de Dios.
Mira, Oh Jerusalén
La ciudad restaurada
Ahí las tribus de Yavé
Son una en él Señor. R.
Cómo lo ordeno Israel
Vienen a anunciar su nombre
Ahí donde la justicia
La justicia de David Reina. R.
Terminado el canto de entrada, el Obispo y los fieles, de pie, se santiguan con la señal de la cruz, mientras el Obispo, vuelto hacia el pueblo, dice:
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
R. Amén.
La Paz este con Ustedes.
R. Y con tu Espíritu.
ACTO PENITENCIAL
A continuación se hace el acto penitencial, al que el Obispo invita a los fieles, diciendo:
En el día en que celebramos la victoria de Cristo sobre el pecado y sobre la muerte, reconozcamos que estamos necesitados de la misericordia del Padre para morir al pecado y resucitar a la vida nueva.
Pausa de silencio.
El Obispo dice:
Señor, ten misericordia de nosotros.
R. Porque hemos pecado contra ti.
Muéstranos, Señor, tu misericordia.
R. Y danos tu salvación.
El Obispo concluye con la siguiente plegaria:
Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
SEÑOR TEN PIEDAD
(Misa melódica)
SEÑOR, TEN PIEDAD.
SEÑOR, TEN PIEDAD.
CRISTO, TEN PIEDAD.
CRISTO, TEN PIEDAD.
SEÑOR, TEN PIEDAD.
SEÑOR, TEN PIEDAD.
GLORIA
(Alrededor de tu mesa)
GLORIA A DIOS EN EL CIELO,
Y EN LA TIERRA PAZ A LOS HOMBRES
QUE AMA EL SEÑOR.
Por tu inmensa gloria te alabamos,
te bendecimos,
te adoramos,
te glorificamos,
te damos gracias, R.
Señor Dios, Rey celestial,
Dios Padre todopoderoso.
Señor, Hijo único, Jesucristo;
Señor Dios, Cordero de Dios,
Hijo del Padre; R.
tú que quitas el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros;
tú que quitas el pecado del mundo,
atiende nuestra súplica;
tú que estás sentado a la derecha del Padre,
ten piedad de nosotros; R.
porque sólo tú eres Santo,
sólo tú Señor,
sólo tú Altísimo, Jesucristo,
con el Espíritu Santo
en la gloria de Dios Padre. R.
AMÉN.
ORACIÓN COLECTA
Terminado el himno, el obispo, con las manos entendidas, dice:
Oremos.
Dios nuestro, que, por medio de los santos Apóstoles nos concediste llegar al conocimiento de tu nombre, concede, bondadoso, por intercesión de los santos Simón y Judas, que tu Iglesia crezca continuamente por el aumento de los pueblos que creen en ti.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
R. Amén.
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
(Ef 2, 19-22)
Ustedes han sido edificados sobre el cimiento de los apóstoles.
Lectura de la carta del apóstol San Pablo alos efesios.
Hermanos: Ya no son ustedes extranjeros ni advenedizos; son conciudadanos de los santos y pertenecen a la familia de Dios, porque han sido edificados sobre el cimiento de los apóstoles y de los profetas, siendo Cristo Jesús la piedra angular.
Sobre Cristo, todo el edificio se va levantando bien estructurado, para formar el templo santo en el Señor, y unidos a él también ustedes se van incorporando al edificio, por medio del Espíritu Santo, para ser morada de Dios.
Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSARIAL
(Sal 18)
El mensaje del Señor resuena en toda la tierra.
Los cielos proclaman la gloria de Dios y el firmamento anuncia la obra de sus manos. Un día comunica su mensaje al otro día y una noche se lo transmite a la otra noche. R.
Sin que pronuncien una palabra, sin que resuene su voz, a toda la tierra llega su sonido y su mensaje hasta el fin del mundo. R.
ACLAMACIÓN ANTES
DEL EVANGELIO
R. Aleluya, Aleluya, Aleluya.
Señor, Dios eterno, alegres te cantamos, a ti nuestra alabanza. A ti, Señor, te alaba el coro celestial de los apóstoles.
R. Aleluya, Aleluya, Aleluya.
EVANGELIO
(Lc 6, 12-19)
Eligió a doce de entre ellos y les dio el nombre de apóstoles.
V. El Señor esté con ustedes.
R. Y con tu espíritu.
✠ Lectura del Santo Evangelio según san Mateo
R. Gloria a ti, Señor.
Por aquellos días, Jesús se retiró al monte a orar y se pasó la noche en oración con Dios.
Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, eligió a doce de entre ellos y les dio el nombre de apóstoles. Eran Simón, a quien llamó Pedro, y su hermano Andrés; Santiago y Juan; Felipe y Bartolomé; Mateo y Tomás; Santiago, el hijo de Alfeo, y Simón, llamado el Fanático; Judas, el hijo de Santiago, y Judas Iscariote, que fue el traidor.
Al bajar del monte con sus discípulos y sus apóstoles, se detuvo en un llano. Allí se encontraron mucha gente, que había venido tanto de Judea y Jerusalén, como de la costa de Tiro y de Sidón. Habían venido a oírlo y a que los curara de sus enfermedades; y los que eran atormentados por espíritus inmundos quedaban curados. Toda la gente procuraba tocarlo, porque salía de él una fuerza que sanaba a todos.
Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Luego el Obispo hace la homilía.
ORACIÓN DE LOS FIELES
El Obispo invita a los fieles a orar diciendo:
Hermanos, presentemos nuestras oraciones a Dios Padre en la fiesta de san Simón y san Judas Tadeo, Apóstoles, y pidámosle que el Evangelio de Jesucristo arraigue en todos los pueblos, culturas y civilizaciones, Digamos todos juntos:
Te rogamos óyenos.
1- Por la Iglesia de Jesucristo, extendida de Oriente a Occidente; para que sea fiel al anuncio del Evangelio que predicaron y vivieron los Apóstoles. Roguemos al Señor.
2- Por las vocaciones al ministerio sacerdotal; para que nunca nos falten los pastores necesarios para comunicar al pueblo de Dios la salvación de Jesucristo. Roguemos al Señor.
3- Por los gobernantes y responsables del orden temporal; para que ejerzan el poder como un servicio a la justicia, a la paz, al derecho y al bienestar de los ciudadanos. Roguemos al Señor.
4- Por los que viven lejos de sus hogares, por los enfermos y encarcelados, por los que sufren por cualquier causa; para que encuentren acogida y comprensión y puedan dar sentido, desde la fe, a la cruz de cada día. Roguemos al Señor.
5- Por los que celebramos la fiesta de los santos Apóstoles Simón y Judas Tadeo; para que como ellos seamos testigos de fe y de la esperanza para nuestros contemporáneos. Roguemos al Señor.
El Obispo concluye diciendo:
Escucha, Señor, la oración de tu pueblo, que ha sido enriquecido con la santidad y el testimonio de los Apóstoles san Judas Tadeo y san Simón, y danos valentía para anunciar, como ellos, la llegada de tu Reino. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
LITURGIA EUCARISTÍCA
CANTO DE OFERTORIO
(Este pan y vino)
Este pan y vino, Señor
Se transformarán
En tu cuerpo y sangre, Señor
En nuestro manjar.
Gracias al sol y al labrador
En el altar florecen hoy
Las espigas, los racimos
Que presentamos a Dios. R.
Lo que sembré con mi dolor
Lo que pedí en mi oración
Hoy son frutos, son ofrendas
Que presentamos a Dios. R.
El Obispo inciensa las ofrendas, la cruz y el altar, después un diácono inciensa a el Obispo y al pueblo.
El Obispo de pie en el centro del altar y mirando hacia al pueblo dice:
Oren, hermanos, para que este sacrificio, mio y de ustedes, sea agradable a Dios, Padre todopoderoso.
R. El Señor reciba de tus manos este sacrificio, para alabanza y gloria de su nombre, para nuestro bien y el de toda su santa Iglesia.
ORACIÓN SOBRE
LAS OFRENDAS
Luego el Obispo con las manos extendidas dice la oración sobre las ofrendas:
Oremos.
Al venerar la eterna gloria de los santos apóstoles Simón y Judas, te rogamos, Señor, que recibas nuestras ofrendas y nos dispongas a celebrar dignamente estos santos misterios.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.
PREFACIO
EL FUNDAMENTO Y EL TESTIMONIO APOSTÓLICO
V. El Señor esté con vosotros.
R. Y con tu espíritu.
V. Levantemos el corazón.
R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R. Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno: por Jesucristo, Señor nuestro.
Porque quisiste edificar tu Iglesia sobre el fundamento de los Apóstoles, para que ella permaneciera siempre en la tierra como el signo de tu santidad y anunciara a todos los hombres las verdades eternas.
Por eso, ahora y para siempre, con la multitud de los ángeles te cantamos fervorosamente aclamando y diciendo:
SANTO
(Misa melódica)
Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del Universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
HOSANNA, HOSANNA EN EL CIELO.
Bendito el que viene en nombre del Señor.
HOSANNA, HOSANNA EN EL CIELO.
PLEGARIA EUCARISTÍCA IV
El Obispo con las manos extendidas dice:
Te alabamos, Padre santo, porque eres grande
y porque hiciste todas las cosas con sabiduría y amor.
A imagen tuya creaste al hombre
y le encomendaste el universo entero,
para que, sirviéndote sólo a ti, su Creador,
dominara todo lo creado.
Y cuando por desobediencia perdió tu amistad,
no lo abandonaste al poder de la muerte,
sino que, compadecido, tendiste la mano a todos,
para que te encuentre el que te busca.
Reiteraste, además, tu alianza a los hombres;
por los profetas los fuiste llevando con la esperanza de salvación. Y tanto amaste al mundo, Padre santo, que, al cumplirse la plenitud de los tiempos, nos enviaste como salvador a tu único Hijo.
Él se encarnó por obra del Espíritu Santo,
nació de María, la Virgen,
y así compartió en todo nuestra condición humana menos en el pecado;
anunció la salvación a los pobres,
la liberación a los oprimidos
y a los afligidos el consuelo.
Para cumplir tus designios,
él mismo se entregó a la muerte,
y, resucitando, destruyó la muerte y nos dio nueva vida.
Y a fin de que no vivamos ya para nosotros mismos,
sino para él, que por nosotros murió y resucitó,
envió, Padre, al Espíritu Santo
como primicia para los creyentes,
a fin de santificar todas las cosas,
llevando a plenitud su obra en el mundo.
Junta las manos y, manteniéndolas extendidas sobre las ofrendas, dice:
Por eso, Padre, te rogamos
que este mismo Espíritu
santifique estas ofrendas,
Junta las manos y traza el signo de la cruz sobre el pan y el cáliz conjuntamente, diciendo:
para que se conviertan en el Cuerpo y ✠ la Sangre de Jesucristo, nuestro Señor,
Junta las manos.
y así celebremos el gran misterio
que nos dejó como alianza eterna.
Porque él mismo, llegada la hora
en que había de ser glorificado por ti, Padre santo, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo.
Y, mientras cenaba con sus discípulos,
Toma el pan y, sosteniéndolo un poco elevado sobre el altar, prosigue:
tomó pan, te bendijo, lo partió
y se los dio.
Muestra el pan consagrado al pueblo, lo deposita luego sobre la patena y lo adora, haciendo genuflexión.
Después prosigue:
Del mismo modo,
Toma el cáliz y, sosteniéndolo un poco elevado sobre el altar, prosigue:
tomó el cáliz lleno del fruto de la vid,
te dio gracias y lo pasó a sus discípulos.
Muestra el cáliz al pueblo, lo deposita luego sobre el corporal y lo adora, haciendo genuflexión.
Luego el Obispo dice:
Éste es el Sacramento de Nuestra fe.
R. Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección, ven Señor jesus.
Después el Obispo, con las manos extendidas, dice:
Por eso, Padre,
al celebrar ahora el memorial de nuestra redención, recordamos la muerte de Cristo
y su descenso al lugar de los muertos,
proclamamos su resurrección y ascensión a tu derecha; y, mientras esperamos su venida gloriosa, te ofrecemos su Cuerpo y su Sangre,
sacrificio agradable a ti y salvación para todo el mundo.
Dirige tu mirada sobre esta Víctima
que tú mismo has preparado a tu Iglesia,
y concede a cuantos compartimos
este pan y este cáliz, que, congregados en un solo cuerpo por el Espíritu Santo, seamos en Cristo
víctima viva para alabanza de tu gloria.
C1: Y ahora, Señor, acuérdate
de todos aquellos por quienes te ofrecemos este sacrificio: de tu servidor el Papa Juan Pablo VI., de nuestro Arzobispo Roberto Delgado. del orden episcopal y de los presbíteros y diáconos,
de los oferentes y de los aquí reunidos, de todo tu pueblo santo y de aquellos que te buscan con sincero corazón.
C2: Acuérdate también
de los que murieron en la paz de Cristo
y de todos los difuntos,
cuya fe sólo tú conociste.
Padre de bondad,
que todos tus hijos nos reunamos en tu reino,
con María, la Virgen Madre de Dios,
con su esposo san José,
con los apóstoles y los santos; con San Judas Tadeo y allí, junto con toda la creación
libre ya del pecado y de la muerte,
te glorifiquemos por Cristo, Señor nuestro.
Junta las manos.
por quien concedes al mundo todos los bienes.
Toma la patena con el pan consagrado y el cáliz y, elevándolos, dice:
Por Cristo, con él y en él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos.
RITO DE COMUNIÓN
Una vez depositados el cáliz y la patena sobre el altar, el Obispo, con las manos juntas, dice:
Fieles a la recomendación del Salvador y siguiendo su divina enseñanza, nos atrevemos a decir.
Extiende las manos y junto con el pueblo, continúa:
Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.
Solo el Obispo, con las manos extendidas, prosigue diciendo:
Líbranos de todos los males, Señor, y concédenos la paz en nuestros días, para que, ayudados por tu misericordia, vivamos siempre libres de pecado y protegidos de toda perturbación, mientras esperamos la gloriosa venida de nuestro Salvador Jesucristo.
R. Tuyo es el reino, tuyo el poder y la gloria, por siempre, Señor.
Solo el Obispo, con las manos extendidas, prosigue diciendo:
Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles: "La paz les dejo, mi paz les doy", no tengas en cuenta nuestros pecados, sino la fe de tu Iglesia y, conforme a tu palabra, concédele la paz y la unidad.
Junta las manos.
Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
R. Amén.
El Obispo, vuelto hacia el pueblo, extendiendo y juntando las manos, dice:
La paz del Señor esté siempre con ustedes.
R. Y con tu espíritu.
Luego, si se juzga oportuno, el diácono, o el Obispo, añade:
Como hijos de dios intercambien un signo de comunión fraterna.
CORDERO DE DIOS
(Misa melódica)
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
TEN PIEDAD DE NOSOTROS.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
TEN PIEDAD DE NOSOTROS.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
DANOS LA PAZ, DANOS LA PAZ.
El Obispo hace genuflexión, toma el pan consagrado y, sosteniéndolo un poco elevado sobre la patena o sobre el cáliz, de cara al pueblo, dice con voz clara:
Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Dichosos los invitados a la cena del Señor.
R. Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para sanarme.
CANTO DE COMUNIÓN
(Una espiga dorada por el sol)
UNA ESPIGA DORADA POR EL SOL
EL RACIMO QUE CORTA EL VIÑADOR
SE CONVIERTEN, AHORA, EN PAN Y VINO DE AMOR EN EL CUERPO Y LA SANGRE DEL SEÑOR.
COMPARTIMOS LA MISMA COMUNIÓN
SOMOS TRIGOS DEL MISMO SEMBRADOR
UN MOLINO, LA VIDA NOS TRITURA CON DOLOR DIOS NOS HACE EUCARISTÍA EN EL AMOR. R.
COMO GRANOS QUE HAN HECHO EL MISMO PAN COMO NOTAS QUE TEJEN UN CANTAR COMO GOTAS DE AGUA QUE SE FUNDEN EN EL MAR LOS CRISTIANOS UN CUERPO FORMARÁN. R.
EN LA MESA DE DIOS SE SENTARÁN
COMO HIJOS SU PAN COMULGARÁN UNA MISMA ESPERANZA CAMINANDO CANTARÁN
EN LA VIDA COMO HERMANOS SE AMARÁN. R.
ORACIÓN DESPUÉS DE
LA COMUNIÓN
El Obispo desde la sede con las manos extendidas dice:
Oremos.
Después de recibir estos sacramentos e impulsados por el Espíritu Santo, te suplicamos humildemente, Señor, que el misterio que hemos celebrado en el martirio de los santos apóstoles Simón y Judas nos haga perseverar siempre en tu amor. Por Jesucristo, nuestro Señor.
RITO DE CONCLUSIÓN
BENDICIÓN SOLEMNE
Después tiene lugar la despedida. El sacerdote, vuelto hacia el pueblo, extendiendo las manos, dice:
El Señor esté con ustedes.
R. Y con tu espíritu.
Si es oportuno, el Obispo o diácono dice:
Inclínense para recibir la bendición.
Dios todopoderoso,
que los estableció sobre el fundamento apostólico los bendiga
por la intercesión de los gloriosos apóstoles Simón y Judas Tadeo.
R. Amén.
Él, que quiso instruirlos
con la doctrina y los ejemplos de los apóstoles,
los ayude a ser ante todos los hombres
testigos de la verdad.
R. Amén.
Que la intercesión de los santos apóstoles,
que los instruyeron en la sólida doctrina de la fe,
les permita a todos ustedes, alcanzar la herencia eterna.
R. Amén.
Y la bendición de Dios todopoderoso,
del Padre, del Hijo ✠ y del Espíritu Santo,
descienda sobre ustedes y permanezca para siempre.
R. Amén.
Luego el Obispo o el Diácono dice:
La alegría del Señor sea nuestra fuerza, podemos ir en paz.
R. Demos gracias a Dios.
CANTO DE SALIDA
(Tu reinaras)
Tú reinarás, este es el grito
Qué ardiente exhala nuestra fe
Tú reinarás, oh Rey Bendito
Pues tú dijiste: ¡Reinaré!.
Reine Jesús por siempre
Reine su corazón
En nuestra patria, en nuestro suelo
Es de María, la nación
En nuestra patria, en nuestro suelo
Es de María, la nación.
Tú reinarás, dulce esperanza
Que al alma llena de placer
Habrá por fin paz y bonanza
Felicidad habrá doquier.
Reine Jesús por siempre
Reine su corazón
En nuestra patria, en nuestro suelo
Es de María, la nación
En nuestra patria, en nuestro suelo
Es de María, la nación.
Tú reinarás, dichosa Era
Dichoso pueblo con tal Rey
Será tu cruz, nuestra bandera
Y tu Evangelio, nuestra Ley.
Reine Jesús por siempre
Reine su corazón
En nuestra patria, en nuestro suelo
Es de María, la nación
En nuestra patria, en nuestro suelo
Es de María, la nación.
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