Libreto | Fiesta de la Transfiguración del Señor
LIBRETO
Fiesta de la Transfiguración del Señor
Catedral Metropolitana,
Arquidiócesis Metropolitana de Guadalajara
06.08.2024
RITOS INICIALES
CANTO DE ENTRADA
(Cantemos al Amor de los Amores)
CANTEMOS AL AMOR DE LOS AMORES
Cantemos al amor de los amores,
cantemos al Señor,
Dios está aquí, venid adoradores adoremos
a Cristo Redentor. R.
Gloria a Cristo Jesús,
cielos y tierra bendecid al Señor;
honor y gloria a Ti,
Rey de la gloria, amor por siempre a Ti,
Dios del amor. R.
Unamos nuestra voz a los cantares
del coro celestial;
Dios está aquí;
al Dios de los altares alabemos
con gozo angelical. R.
Los que buscáis solaz en vuestras penas
y alivio en el dolor;
Dios está aquí
y vierte a manos llenas los tesoros
de divinal dulzor. R.
Oh rara caridad y real fineza,
oh dulce memorial;
Dios está aquí con toda su riqueza
con su cuerpo y sangre divinal. R.
Terminado el canto de entrada, el Obispo y los fieles, de pie, se santiguan con la señal de la cruz, mientras el Obispo, vuelto hacia el pueblo, dice:
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
R. Amén.
La Paz este con Ustedes.
R. Y con tu Espíritu.
ACTO PENITENCIAL
El obispo invita a los fieles al arrepentimiento diciendo las siguientes palabras:
Queridos hermanos el día de hoy nos reunimos en nuestra Catedral para celebrar la Fiesta de la Transfiguración del Señor, para iniciar estos sagrados misterios empezamos por reconocer nuestros pecados ante dios todopoderoso.
El Obispo y el Pueblo:
Yo confieso ante Dios todopoderoso y ante ustedes, hermanos, que he pecado
mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión. Por mi culpa, por mi culpa, por
mi gran culpa. Por eso ruego a santa María siempre Virgen, a los ángeles, a los
santos y a ustedes hermanos, que intercedan por mí ante Dios nuestro señor.
El Obispo:
Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
SEÑOR, TEN PIEDAD
(Alejandro Mejía)
SEÑOR, TEN PIEDAD
SEÑOR, TEN PIEDAD
CRISTO, TEN PIEDAD
CRISTO, TEN PIEDAD
SEÑOR, TEN PIEDAD
SEÑOR, TEN PIEDAD
GLORIA
(Alejandro Mejía)
GLORIA A DIOS EN EL CIELO,
Y EN LA TIERRA PAZ A LOS HOMBRES
QUE AMA EL SEÑOR.
Por tu inmensa gloria te alabamos,
te bendecimos,
te adoramos,
te glorificamos,
te damos gracias, R.
Señor Dios, Rey celestial,
Dios Padre todopoderoso.
Señor, Hijo único, Jesucristo;
Señor Dios, Cordero de Dios,
Hijo del Padre; R.
tú que quitas el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros;
tú que quitas el pecado del mundo,
atiende nuestra súplica;
tú que estás sentado a la derecha del Padre,
ten piedad de nosotros; R.
porque sólo tú eres Santo,
sólo tú Señor,
sólo tú Altísimo, Jesucristo,
con el Espíritu Santo
en la gloria de Dios Padre. R.
AMÉN.
ORACIÓN COLECTA
Termina el himno, el obispo con las manos extendidas dice:
Oremos.
Dios nuestro, que en la Transfiguración gloriosa de tu Unigénito fortaleciste nuestra fe con el testimonio de los profetas y nos dejaste entrever la gloria que nos espera, como hijos tuyos, concédenos escuchar siempre la voz de tu Hijo amado, para llegar a ser coherederos de su gloria.
Él, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA DE LA LECTURA
(2 Ped 1, 16-19)
Nosotros escuchamos esta voz venida del cielo.
Lectura de la segunda carta del apóstol San Pedro:
Hermanos: Cuando les anunciamos la venida gloriosa y llena de poder de nuestro Señor Jesucristo, no lo hicimos fundados en fábulas hechas con astucia, sino por haberlo visto con nuestros propios ojos en toda su grandeza. En efecto, Dios lo llenó de gloria y honor, cuando la sublime voz del Padre resonó sobre él, diciendo: Éste es mi Hijo amado, en quien yo me complazco. Y nosotros escuchamos esta voz, venida del cielo, mientras estábamos con el Señor en el monte santo. Tenemos también la firmísima palabra de los profetas, a la que con toda razón ustedes consideran como una lámpara que ilumina en la oscuridad, hasta que despunte el día y el lucero de la mañana amanezca en los corazones de ustedes.
Palabra de Dios
R. Te alabamos Señor
SALMO RESPONSARIAL
(Sal 96)
Reina el Señor, alégrese la tierra.
Reina el Señor, alégrese la tierra; cante de regocijo el mundo entero. Tinieblas y nubes rodean el trono del Señor que se asienta en la justicia y el derecho. R.
Los montes se derriten como cera ante el Señor de toda la tierra. Los cielos pregonan su justicia, su inmensa gloria ven todos los pueblos. R.
Tú, Señor altísimo, estás muy por encima de la tierra y mucho más en alto que los dioses. R.
ACLAMACIÓN ANTES DEL
EVANGELIO
(Mt 17, 5)
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
Éste es mi Hijo muy amado, dice el Señor, en quien tengo puestas todas mis complacencias; escúchenlo.
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
EVANGELIO
(Mt 9, 2-10)
Este es mi Hijo amado.
Lectura del Santo Evangelio según san Mateo:
En aquel tiempo, Jesús tomó aparte a Pedro, a Santiago y a Juan, subió con ellos a un monte alto y se transfiguró en su presencia. Sus vestiduras se pusieron esplendorosamente blancas, con una blancura que nadie puede lograr sobre la tierra. Después se les aparecieron Elías y Moisés, conversando con Jesús. Entonces Pedro le dijo a Jesús: Maestro, qué a gusto estamos aquí! Hagamos tres chozas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías. En realidad no sabía lo que decía, porque estaban asustados. Se formó entonces una nube, que los cubrió con su sombra, y de esta nube salió una voz que decía: Éste es mi Hijo amado; escúchenlo. En ese momento miraron alrededor y no vieron a nadie sino a Jesús, que estaba solo con ellos. Cuando bajaban de la montaña, Jesús les mandó que no contaran a nadie lo que habían visto, hasta que el Hijo del hombre resucitara de entre los muertos. Ellos guardaron esto en secreto, pero discutían entre sí qué querría decir eso de resucitar de entre los muertos.
Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Luego el Obispo hace la homilía.
ORACIÓN DE LOS FIELES
Al Padre que nos protege y nos invita a escuchar a su hijo, dirijamos confiados nuestra oración. Digamos todos:
Señor, transfigura nuestra vida
Por la Iglesia, llamada a permanecer en atenta escucha de la voz del Padre: que ante las dificultades tenga el coraje de alzar los ojos y contemplar la presencia del Señor que la guía y la protege. Oremos.
Por el Papa, los obispos, los sacerdotes y todos los consagrados: que a través de su vida resplandezca la alegría de haber sido elegidos por el Señor, para dar testimonio en todo tiempo de su belleza y misericordia. Oremos.
Por los gobernantes de las naciones: que puedan contemplar la gloria de Dios en la creación entera, especialmente en los pueblos que les eligieron. Oremos
Para que aprendamos a escuchar a Dios también en la presencia y el clamor de los más necesitados de nuestra sociedad. Oremos.
Por todos nosotros: para que en este día podamos contemplar al Señor en la belleza de la creación y en la vida de los hermanos más solos. Oremos.
Oremos hermanos a Dios todopoderoso para que escuche nuestras súplicas por Jesucristo nuestro Señor.
LITURGIA EUCARISTÍCA
CANTO DE OFERTORIO
(Este pan y vino - Carmelo Erdozáin)
Este pan y vino, Señor
Se transformarán
En tu cuerpo y sangre, Señor
En nuestro manjar.
Gracias al sol y al labrador
En el altar florecen hoy
Las espigas, los racimos
Que presentamos a Dios. R.
Lo que sembré con mi dolor
Lo que pedí en mi oración
Hoy son frutos, son ofrendas
Que presentamos a Dios. R.
El Obispo inciensa las ofrendas, la cruz y el altar, después un diácono inciensa a el Obispo y al pueblo.
El Obispo de pie en el centro del altar y mirando hacia al pueblo dice:
Oren, hermanos, para que este sacrificio, mio y de ustedes, sea agradable a Dios, Padre todopoderoso.
R. El Señor reciba de tus manos este sacrificio, para alabanza y gloria de su nombre, para nuestro bien y el de toda su santa Iglesia.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Luego el Obispo con las manos extendidas dice la oración sobre las ofrendas:
Oremos.
Santifica, Señor, las ofrendas que te presentamos en la gloriosa Transfiguración de tu Unigénito, y límpianos de las manchas del pecado con el resplandor de tu luz. Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.
PREFACIO
(El misterio de la Transfiguración)
V. El Señor esté con vosotros.
R. Y con tu espíritu.
V. Levantemos el corazón.
R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R. Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias
siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo,
Dios todopoderoso y eterno.
Porque Cristo, nuestro Señor,
manifestó su gloria a unos testigos predilectos,
y les dio a conocer en su cuerpo,
en todo semejante al nuestro,
el resplandor de su divinidad.
De esta forma, ante la proximidad de la pasión,
fortaleció la fe de los apóstoles,
para que sobrellevasen el escándalo de la cruz,
y alentó la esperanza de la Iglesia,
al revelar en sí mismo la claridad
que brillará un día en todo el cuerpo
que le reconoce como cabeza suya.
Por eso ahora nosotros, llenos de alegría,
te aclamamos con los ángeles y los santos, diciendo:
SANTO
(Alejandro Mejía)
Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del Universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
HOSANNA, HOSANNA EN EL CIELO.
Bendito el que viene en nombre del Señor.
HOSANNA, HOSANNA EN EL CIELO.
PLEGARIA EUCARISTÍCA III
El Obispo con las manos extendidas dice:
Santo eres en verdad, Padre,
y con razón te alaban todas tus criaturas,
ya que por Jesucristo, tu Hijo, Señor nuestro,
con la fuerza del Espíritu Santo,
das vida y santificas todo,
y congregas a tu pueblo sin cesar,
para que ofrezca en tu honor
un sacrificio sin mancha
desde donde sale el sol hasta el ocaso.
Junta las manos y, manteniéndolas extendidas sobre las ofrendas, dice:
Por eso, Padre, te suplicamos que santifiques por el mismo Espíritu estos dones que hemos separado para ti,
Junta las manos y traza el signo de la cruz sobre el pan y el cáliz conjuntamente, diciendo:
de manera que se conviertan en el Cuerpo ✠ la Sangre de Jesucristo, Hijo tuyo y Señor nuestro, que nos mandó celebrar estos misterios.
Porque él mismo, la noche en que iba a ser entregado,
Toma el pan y, sosteniéndolo un poco elevado sobre el altar, prosigue:
tomó pan, y dando gracias te bendijo, lo partió y lo dio a sus discípulos.
Muestra el pan consagrado al pueblo, lo deposita luego sobre la patena y lo adora haciendo genuflexión.
Después prosigue:
Del mismo modo, acabada la cena,
Toma el cáliz y, sosteniéndolo un poco elevado sobre el altar, prosigue:
tomó el cáliz, dando gracias te bendijo, y lo pasó a sus discípulos.
Muestra el cáliz al pueblo, lo deposita luego sobre el corporal y lo adora haciendo genuflexión.
Luego el Obispo dice:
Este es el Sacramento de Nuestra fe.
R. Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección, ven Señor jesus.
Después el Obispo, con las manos extendidas, dice:
Así, pues, Padre, al celebrar ahora el memorial de la pasión salvadora de tu Hijo, de su admirable resurrección y ascensión al cielo, mientras esperamos su venida gloriosa, te ofrecemos, en esta acción de gracias, el sacrificio vivo y santo.
Dirige tu mirada sobre la ofrenda de tu Iglesia, y reconoce en ella la Víctima por cuya inmolación quisiste devolvernos tu amistad, para que, fortalecidos con el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo y llenos de su Espíritu Santo, formemos en Cristo un solo cuerpo y un solo espíritu.
C1: Que él nos transforme en ofrenda permanente, para que gocemos de tu heredad junto con tus elegidos: con María, la Virgen Madre de Dios, su esposo san José, los apóstoles y los mártires, y todos los santos, por cuya intercesión confiamos obtener siempre tu ayuda.
C2: Te pedimos, Padre, que esta Víctima de reconciliación traiga la paz y la salvación al mundo entero. Confirma en la fe y en la caridad a tu Iglesia, peregrina en la tierra: a tu servidor, el Papa Juan Pablo VI, a nuestro Arzobispo Roberto Delgado, al orden episcopal, a los presbíteros y diáconos, y a todo el pueblo redimido por ti.
Atiende los deseos y súplicas de esta familia que has congregado en tu presencia. Reúne en torno a ti, Padre misericordioso, a todos tus hijos dispersos por el mundo.
A nuestros hermanos difuntos y a cuantos murieron en tu amistad recíbelos en tu reino, donde esperamos gozar todos juntos de la plenitud eterna de tu gloria,
Junta las manos.
por Cristo, Señor nuestro, por quien concedes al mundo todos los bienes.
Toma la patena con el pan consagrado y el cáliz, los eleva y dice:
Por Cristo, con él y en él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos.
RITO DE COMUNION
Una vez depositados el cáliz y la patena sobre el altar, el Obispo, con las manos juntas, dice:
Fieles a la recomendación del Salvador y siguiendo su divina enseñanza, nos atrevemos a decir.
Extiende las manos y junto con el pueblo, continúa:
Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.
Solo el Obispo, con las manos extendidas, prosigue diciendo:
Líbranos de todos los males, Señor, y concédenos la paz en nuestros días, para que, ayudados por tu misericordia, vivamos siempre libres de pecado y protegidos de toda perturbación, mientras esperamos la gloriosa venida de nuestro Salvador Jesucristo.
R. Tuyo es el reino, tuyo el poder y la gloria, por siempre, Señor.
Solo el Obispo, con las manos extendidas, prosigue diciendo:
Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles: "La paz les dejo, mi paz les doy", no tengas en cuenta nuestros pecados, sino la fe de tu Iglesia y, conforme a tu palabra, concédele la paz y la unidad.
Junta las manos.
Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
R. Amén.
El Obispo, vuelto hacia el pueblo, extendiendo y juntando las manos, dice:
La paz del Señor esté siempre con ustedes.
R. Y con tu espíritu.
Luego, si se juzga oportuno, el diácono, o el Obispo, añade:
Como hijos de dios intercambien un signo de comunión fraterna.
CORDERO DE DIOS
(Alejandro Mejía)
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
TEN PIEDAD DE NOSOTROS.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
TEN PIEDAD DE NOSOTROS.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
DANOS LA PAZ, DANOS LA PAZ.
El Obispo hace genuflexión, toma el pan consagrado y, sosteniéndolo un poco elevado sobre la patena o sobre el cáliz, de cara al pueblo, dice con voz clara:
Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Dichosos los invitados a la cena del Señor.
R. Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para sanarme.
CANTO DE COMUNION
(Milagro de amor - Cristy Villaseñor)
Jesús, aquí presente en forma real
Te pido un poco más de fe y de humildad
Quisiera poder ser digna de compartir
Contigo el milagro más grande de amor.
Milagro de amor tan infinito
En que Tú, mi Dios
Te has hecho tan pequeño y tan humilde
Para entrar en mi
Milagro de amor tan infinito
En que tu mi Dios Te olvidas
De Tu gloria y de Tu majestad
Por mi.
Y hoy vengo
Llena de alegrías
A recibirte en esta eucaristía
Te doy gracias
Por llamarme a esta cena
Porque aunque no soy digno
Visitas Tú mi alma.
Milagro de amor tan infinito
En que Tú, mi Dios
Te has hecho tan pequeño y tan humilde
Para entrar en mi
Milagro de amor tan infinito
En que Tu mi Dios Te olvidas
De Tu gloria y de Tu majestad
Por mi.
Milagro de amor tan infinito
En que Tú, mi Dios
Te has hecho tan pequeño y tan humilde
Para entrar en mi
Milagro de amor tan infinito
En que Tu mi Dios Te olvidas
De Tu gloria y de Tu majestad
Por mi.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA
COMUNION
El Obispo desde la sede con las manos extendidas dice:
Oremos.
Te rogamos, Señor, que el alimento celestial que hemos recibido, nos transforme a imagen de aquel cuyo esplendor quisiste manifestar en su gloriosa Transfiguración. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.
R. Amén.
RITO DE CONCLUSIÓN
El Obispo viendo hacia al pueblo con las manos extendidas dice:
El Señor este con Ustedes.
R. Y con tu Espíritu.
La bendición de Dios todopoderoso, Padre ✠, Hijo ✠, y Espíritu ✠ Santo, descienda sobre ustedes y permanezca para siempre.
R. Amén.
Luego el Obispo o el Diácono dice:
La alegría del Señor sea nuestra fuerza, podemos ir en paz.
R. Demos gracias a Dios.
ANTÍFONA MARIANA
(Salve Regina - Marco Frisina)
Salve, Regina, Mater misericordiae
Vita, dulcedo, et spes nostra, salve
Ad te clamamus exsules filii Hevae
Ad te suspiramus, gementes et flentes
In hac lacrimarum valle.
Eia, ergo, advocata nostra, illos tuos
Misericordes oculos ad nos converte
Et Iesum, benedictum fructum ventris tui
Nobis post hoc exsilium ostende.
O clemens
O pia
O dulcis
Virgo Maria
CANTO DE SALIDA
(Himno a San José)
Hoy a tus pies ponemos nuestra vida
Hoy a tus pies, ¡Glorioso San José!
Escucha nuestra oración y por tu intercesión
Obtendremos la paz del corazón.
En Nazaret junto a la Virgen Santa
En Nazaret, ¡Glorioso San José!
Cuidaste al niño Jesús pues por tu gran virtud
Fuiste digno custodio de la luz.
Con sencillez humilde carpintero
Con sencillez, ¡Glorioso San José!
Hiciste bien tu labor obrero del Señor
Ofreciendo trabajo y oración.
Tuviste Fe en Dios y su promesa
Tuviste Fe, ¡Glorioso San José!
Maestro de oración alcánzanos el don
De escuchar y seguir la voz de Dios
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