Libreto | Memoria de Santa María de Guadalupe

 


SANTA MISA
MEMORIA DE SANTA MARÍA 
DE GUADALUPE 

PRESIDIDA POR S.E.R
ROBERTO DELGADO 
ARZOBISPO METROPOLITANO 
28.09.2024


RITOS INICIALES 

CANTO DE ENTRADA
(Hija de Sión)

Hija de Sión, alégrate,
porque el Señor está en ti,
Salvador y Rey!

Alzate y resplandece porque viene tu luz,
sobre ti se alza la Gloria del Señor
mientras las tinieblas se extienden por la tierra y yacen los pueblos en densa oscuridad.

Hacia tu luz caminarán las naciones
y los reyes al fulgor de tu aurora.
Alza los ojos y mira en torno tuyo:
todos tus hijos vienen a ti.

Verás todo esto radiante de gozo,
te llenarás de emoción,
porque te llegan las riquezas de las gentes
y vienen a ti los tesoros del mar.

Te llamarán “Ciudad del Señor”,
“Sión del Santo de Israel”,
porque hará de ti un objeto de orgullo,
causa de alegría por la eternidad.

Ya no será el sol tu luz en el día,
ni te alumbrará la claridad de la luna,
porque el Señor será tu luz eterna,
y tu belleza será tu Dios.

No se ocultará nunca tu luna,
ni tu sol conocerá el ocaso,
porque el Señor será tu luz eterna,
los días de tu duelo llegaron a su fin.


Terminado el canto de entrada, el Obispo y los fieles, de pie, se santiguan con la señal de la cruz, mientras el Obispo, vuelto hacia el pueblo, dice: 

En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
R. Amén.

La Paz este con Ustedes.
R. Y con tu Espíritu.


ACTO PENITENCIAL 

El obispo invita a los fieles al arrepentimiento diciendo las siguientes palabras:
Queridos hermanos el día de hoy nos reunimos en nuestra Catedral para celebrar Memoria de la Santísima Virgen María de Guadalupe, para iniciar estos sagrados misterios empezamos por reconocer nuestros pecados ante dios todopoderoso.

El Obispo y el Pueblo:
Yo confieso ante Dios todopoderoso y ante ustedes, hermanos, que he pecado 
mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión. Por mi culpa, por mi culpa, por 
mi gran culpa. Por eso ruego a santa María siempre Virgen, a los ángeles, a los 
santos y a ustedes hermanos, que intercedan por mí ante Dios nuestro señor. 

El Obispo:
Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.

SEÑOR, TEN PIEDAD
(Alejandro Mejía)

SEÑOR TEN PIEDAD DE NOSOTROS
SEÑOR TEN PIEDAD DE NOSOTROS
DE NOSOTROS SEÑOR TEN PIEDAD
DE NOSOTROS SEÑOR TEN PIEDAD

CRISTO TEN PIEDAD DE NOSOTROS
CRISTO TEN PIEDAD DE NOSOTROS
DE NOSOTROS SEÑOR TEN PIEDAD
DE NOSOTROS SEÑOR TEN PIEDAD

SEÑOR TEN PIEDAD DE NOSOTROS
SEÑOR TEN PIEDAD DE NOSOTROS
DE NOSOTROS SEÑOR TEN PIEDAD
DE NOSOTROS SEÑOR TEN PIEDAD


ORACIÓN COLECTA

Termina el himno, el obispo con las manos extendidas dice:
Oremos.
Padre santo, que en santa María de Guadalupe nos has enseñado a escuchar tu Palabra y a conservarla en tu corazón, ilumínanos con el esplendor de la verdad, para que sigamos fielmente el camino del Evangelio. 
Por nuestro Señor Jesucristo tu hijo que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
 


LITURGIA DE LA PALABRA 


PRIMERA DE LA LECTURA 
(Ec 11, 9-12, 8)

 Acuérdate de tu Creador en tus años jóvenes, antes de que el polvo vuelva a la tierra y el espíritu vuelva a Dios.

Lectura del libro del Eclesiastés:

Alégrate, joven, durante tu juventud, disfruta de corazón tus años jóvenes. Sigue el camino que te indique el corazón y lo que deleita a tus ojos. Pero no olvides que de todo ello Dios te pedirá cuentas. Aleja de tu corazón la tristeza y de tu cuerpo el sufrimiento; pero recuerda que los placeres de la juventud son cosas que se acaban. Acuérdate de tu Creador en tus años jóvenes, antes de que vengan los días amargos y se te echen encima los años en que dirás: No hallo gusto en nada. Antes de que se nuble la luz del sol, la luna y las estrellas, y retornen las nubes tras la lluvia. Cuando tiemblen los guardias de la casa y se dobleguen los valientes. Cuando las que muelen sean pocas y dejen de trabajar y las que miran por las ventanas se queden ciegas. Cuando las puertas de la calle se cierren y se apague el ruido del molino. Cuando enmudezca el canto de las aves y cesen todas las canciones. Cuando den miedo las alturas y los peligros del camino Cuando florezca el almendro y se arrastre la langosta y no dé gusto la alcaparra, porque el hombre se va a su eterna morada y circulan por la calle los dolientes. Antes de que se rompa el cordón de plata, antes de que se quiebre la lámpara de oro, antes de que se haga añicos el cántaro junto a la fuente, antes de que se caiga la polea dentro del pozo, antes de que el polvo vuelva a la tierra, a lo que era, y el espíritu vuelva a Dios, que es quien lo ha dado. Todas las cosas, absolutamente todas, dice Cohélet, son vana ilusión. 

Palabra de Dios 
R.Te alabamos Señor 


SALMO RESPONSARIAL 
(Sal 89)

Eres, Señor, nuestro refugio.

Siempre es justo el Señor en sus designios y están llenas de amor todas sus obras. No está lejos de aquellos que lo buscan; muy cerca está el Señor, de quien lo invoca. R.

Nuestra vida es tan breve como un sueño; semejante a la hierba, que despunta y florece en la mañana y por la tarde se marchita y se seca. R.

Enséñanos a ver lo que es la vida y seremos sensatos. Hasta cuándo, Señor, vas a tener compasión de tus siervos? Hasta cuándo?. R.

Llénanos de tu amor por la mañana y júbilo será la vida toda. Que el Señor bondadoso nos ayude y dé prosperidad a nuestras obras. R.

ACLAMACIÓN ANTES 
DEL EVANGELIO 
(Tm 1, 10)

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie va al Padre si no es por mí, dice el Señor.

R. Aleluya, aleluya, aleluya.


EVANGELIO
(Lc 9, 43-45) 

El Hijo del hombre va a ser entregado. - Tenían miedo de preguntarle acerca de este asunto.

Lectura del Santo Evangelio según san Lucas:

Un sábado, Jesús iba atravesando unos sembrados y sus discípulos arrancaban espigas al pasar, las restregaban entre las manos y se comían los granos. Entonces unos fariseos les dijeron: Por qué hacen lo que está prohibido hacer en sábado? Jesús les respondió: Acaso no han leído lo que hizo David una vez que tenían hambre él y sus hombres? Entró en el templo y tomando los panes sagrados, que sólo los sacerdotes podían comer, comió de ellos y les dio también a sus hombres. Y añadió: El Hijo del hombre también es dueño del sábado.

Palabra del Señor 
R. Gloria a ti, Señor Jesús.

Luego el Obispo hace la homilía.


ORACIÓN DE LOS FIELES 

Dios Padre está siempre cerca de aquel que lo invoca y de cuantos lo buscan con sinceridad. Acudamos a Él confiándole todos nuestros deseos y necesidades. Oremos diciendo:

Señor, Camino, Verdad y Vida, escucha nuestra oración.

1. Por la Iglesia que nos ha engendrado a la fe: para que en la persona de sus pastores y ministros, acompañe e instruya al pueblo de los creyentes en la certeza de la esperanza, en la laboriosidad de la caridad, en la sabiduría de la fe. R.

2. Por los gobernantes de las naciones y por los que han sido llamados a administrar la justicia: para que vivan su deber con espíritu de ser vicio y rectitud de conciencia, favoreciendo la paz, la solidaridad y la atención a los más pobres. R.

3. Para que nadie en el mundo sea insultado, burlado, calumniado y perseguido a causa de la fe que profesa. Que en todos los lugares se respete la libertad religiosa, para que todo ser humano pueda buscar a Dios y encontrar así su verdadera dignidad. R.

4. Por todos los difuntos, por nuestros seres queridos fallecidos y por aquellos por los que ya nadie ora. Para que pronto sean participes de la alegría en la Jerusalén celestial y vivan por siempre en Dios. R.

El Obispo termina la Oración de los fieles diciendo.
Dios, que todo lo ves y todo lo puedes, escucha nuestras oraciones, incluso las que habitan en lo secreto de nuestros corazones, y escúchalas según tu voluntad. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.


LITURGIA EUCARISTÍCA 

CANTO DE OFERTORIO 
(Este pan y vino - Carmelo Erdozáin)

Este pan y vino, Señor
Se transformarán
En tu cuerpo y sangre, Señor
En nuestro manjar. 

Gracias al sol y al labrador
En el altar florecen hoy
Las espigas, los racimos
Que presentamos a Dios. R.

Lo que sembré con mi dolor
Lo que pedí en mi oración
Hoy son frutos, son ofrendas
Que presentamos a Dios. R.

El Obispo inciensa las ofrendas, la cruz y el altar, después un diácono inciensa a el Obispo y al pueblo.

El Obispo de pie en el centro del altar y mirando hacia al pueblo dice:
Oren, hermanos, para que este sacrificio, mio y de ustedes, sea agradable a Dios, Padre todopoderoso. 

R. El Señor reciba de tus manos este sacrificio, para alabanza y gloria de su nombre, para nuestro bien y el de toda su santa Iglesia.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS 

Luego el Obispo con las manos extendidas dice la oración sobre las ofrendas:
Oremos.
Padre bueno, al conmemorar a la gloriosa siempre virgen María, convierte con tu poder, en sacramento de salvación, los dones que con gozo te presentamos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.


PREFACIO 
(La maternidad de la Virgen María)

V. El Señor esté con ustedes.
R. Y con tu espíritu.

V. Levantemos el corazón.
R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.

V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R. Es justo y necesario.

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno. Y alabar, bendecir y proclamar tu gloria en la memoria de Santa María de Guadalupe, siempre Virgen.

Porque ella concibió a tu único Hijo por obra del Espíritu Santo, y, sin perder la gloria de su virginidad, derramó sobre el mundo la luz eterna, Jesucristo, Señor nuestro.

Por él, todos los ángeles celebran tu grandeza, la adoran las dominaciones, se estremecen las potestades; los cielos y las virtudes celestiales unidos a los gloriosos serafines la celebran en común alegría.

Permítenos asociarnos a sus voces, cantando humildemente tu alabanza

SANTO
(Alejandro Mejía)

Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del Universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.

HOSANNA, HOSANNA EN EL CIELO.

Bendito el que viene en nombre del Señor.

HOSANNA, HOSANNA EN EL CIELO.


PLEGARIA EUCARISTÍCA III 

El Obispo con las manos extendidas dice:
Santo eres en verdad, Padre,  
y con razón te alaban todas tus criaturas,  
ya que por Jesucristo, tu Hijo, Señor nuestro, 
con la fuerza del Espíritu Santo,  
das vida y santificas todo,  
y congregas a tu pueblo sin cesar,  
para que ofrezca en tu honor  
un sacrificio sin mancha  
desde donde sale el sol hasta el ocaso. 

Junta las manos y, manteniéndolas extendidas sobre las ofrendas, dice: 
Por eso, Padre, te suplicamos que santifiques por el mismo Espíritu estos dones que hemos separado para ti,  

Junta las manos y traza el signo de la cruz sobre el pan y el cáliz conjuntamente, diciendo:
de manera que se conviertan en el Cuerpo la Sangre de Jesucristo, Hijo tuyo y Señor nuestro, que nos mandó celebrar estos misterios. 

Porque él mismo, la noche en que iba a ser entregado,

Toma el pan y, sosteniéndolo un poco elevado sobre el altar, prosigue: 
tomó pan, y dando gracias te bendijo, lo partió y lo dio a sus discípulos. 

Muestra el pan consagrado al pueblo, lo deposita luego sobre la patena y lo adora haciendo genuflexión.

Después prosigue: 
Del mismo modo, acabada la cena, 

Toma el cáliz y, sosteniéndolo un poco elevado sobre el altar, prosigue: 
tomó el cáliz, dando gracias te bendijo, y lo pasó a sus discípulos. 

Muestra el cáliz al pueblo, lo deposita luego sobre el corporal y lo adora haciendo genuflexión.

Luego el Obispo dice:
Este es el Sacramento de Nuestra fe.
R. Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección, ven Señor jesus.

Después el Obispo, con las manos extendidas, dice: 
Así, pues, Padre, al celebrar ahora el memorial de la pasión salvadora de tu Hijo, de su admirable resurrección y ascensión al cielo, mientras esperamos su venida gloriosa, te ofrecemos, en esta acción de gracias, el sacrificio vivo y santo. 

Dirige tu mirada sobre la ofrenda de tu Iglesia, y reconoce en ella la Víctima por cuya inmolación quisiste devolvernos tu amistad, para que, fortalecidos con el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo y llenos de su Espíritu Santo, formemos en Cristo un solo cuerpo y un solo espíritu. 

C1: Que él nos transforme en ofrenda permanente, para que gocemos de tu heredad junto con tus elegidos: con María, la Virgen Madre de Dios, su esposo san José, los apóstoles y los mártires, y todos los santos, por cuya intercesión confiamos obtener siempre tu ayuda.

C2: Te pedimos, Padre, que esta Víctima de reconciliación traiga la paz y la salvación al mundo entero. Confirma en la fe y en la caridad a tu Iglesia, peregrina en la tierra: a tu servidor, el Papa Juan Pablo VI, a nuestro Arzobispo Roberto Delgado, al orden episcopal, a los presbíteros y diáconos, y a todo el pueblo redimido por ti.

Atiende los deseos y súplicas de esta familia que has congregado en tu presencia. Reúne en torno a ti, Padre misericordioso, a todos tus hijos dispersos por el mundo. 

A nuestros hermanos difuntos y a cuantos murieron en tu amistad recíbelos en tu reino, donde esperamos gozar todos juntos de la plenitud eterna de tu gloria,  

Junta las manos. 
por Cristo, Señor nuestro, por quien concedes al mundo todos los bienes. 

Toma la patena con el pan consagrado y el cáliz, los eleva y dice:
Por Cristo, con él y en él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos. 

RITO DE COMUNION 

Una vez depositados el cáliz y la patena sobre el altar, el Obispo, con las manos juntas, dice:
Fieles a la recomendación del Salvador y siguiendo su divina enseñanza, nos atrevemos a decir.

Extiende las manos y junto con el pueblo, continúa:
Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.

Solo el Obispo, con las manos extendidas, prosigue diciendo:
Líbranos de todos los males, Señor, y concédenos la paz en nuestros días, para que, ayudados por tu misericordia, vivamos siempre libres de pecado y protegidos de toda perturbación, mientras esperamos la gloriosa venida de nuestro Salvador Jesucristo.
R. Tuyo es el reino, tuyo el poder y la gloria, por siempre, Señor.  

Solo el Obispo, con las manos extendidas, prosigue diciendo:
Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles: "La paz les dejo, mi paz les doy", no tengas en cuenta nuestros pecados, sino la fe de tu Iglesia y, conforme a tu palabra, concédele la paz y la unidad. 

Junta las manos. 
Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
R. Amén. 

El Obispo, vuelto hacia el pueblo, extendiendo y juntando las manos, dice: 
La paz del Señor esté siempre con ustedes.
R. Y con tu espíritu. 

Luego, si se juzga oportuno, el diácono, o el Obispo, añade: 
Como hijos de dios intercambien un signo de comunión fraterna.


CORDERO DE DIOS
(Alejandro Mejía)

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,

TEN PIEDAD DE NOSOTROS.

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,

TEN PIEDAD DE NOSOTROS.

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,

DANOS LA PAZ, DANOS LA PAZ.


El Obispo hace genuflexión, toma el pan consagrado y, sosteniéndolo un poco elevado sobre la patena o sobre el cáliz, de cara al pueblo, dice con voz clara:
Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Dichosos los invitados a la cena del Señor.
R. Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para sanarme.

CANTO DE COMUNION 
(Milagro de amor - Cristy Villaseñor)

Jesús, aquí presente en forma real
Te pido un poco más de fe y de humildad
Quisiera poder ser digna de compartir
Contigo el milagro más grande de amor.

Milagro de amor tan infinito
En que Tú, mi Dios
Te has hecho tan pequeño y tan humilde
Para entrar en mi
Milagro de amor tan infinito
En que tu mi Dios Te olvidas
De Tu gloria y de Tu majestad
Por mi.

Y hoy vengo
Llena de alegrías
A recibirte en esta eucaristía
Te doy gracias
Por llamarme a esta cena
Porque aunque no soy digno
Visitas Tú mi alma.

Milagro de amor tan infinito
En que Tú, mi Dios
Te has hecho tan pequeño y tan humilde
Para entrar en mi
Milagro de amor tan infinito
En que Tu mi Dios Te olvidas
De Tu gloria y de Tu majestad
Por mi.

Milagro de amor tan infinito
En que Tú, mi Dios
Te has hecho tan pequeño y tan humilde
Para entrar en mi
Milagro de amor tan infinito
En que Tu mi Dios Te olvidas
De Tu gloria y de Tu majestad
Por mi.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA
COMUNION 

El Obispo desde la sede con las manos extendidas dice:
Oremos.
Dios y Padre nuestro, habiendo participado de tu mesa, te rogamos que, al celebrar la memoria de la Madre de tu Hijo, gocemos con abundancia de los frutos de este santo sacrificio. Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.

RITO DE CONCLUSIÓN 

El Obispo viendo hacia al pueblo con las manos extendidas dice:
El Señor este con Ustedes.
R. Y con tu Espíritu.

La bendición de Dios todopoderoso, Padre , Hijo , y Espíritu Santo, descienda sobre ustedes y permanezca para siempre.
R. Amén.

Luego el Obispo o el Diácono dice:
La alegría del Señor sea nuestra fuerza, podemos ir en paz.
R. Demos gracias a Dios.


ANTÍFONA MARIANA
(Salve Regina - Marco Frisina)

Salve, Regina, Mater misericordiae
Vita, dulcedo, et spes nostra, salve
Ad te clamamus exsules filii Hevae
Ad te suspiramus, gementes et flentes
In hac lacrimarum valle.

Eia, ergo, advocata nostra, illos tuos
Misericordes oculos ad nos converte
Et Iesum, benedictum fructum ventris tui
Nobis post hoc exsilium ostende.

O clemens
O pia
O dulcis
Virgo Maria

CANTO DE SALIDA 
(La Guadalupana)

Desde el cielo, una hermosa mañana
Desde el cielo, una hermosa mañana
La Guadalupana, la Guadalupana
La Guadalupana bajó al Tepeyac

La Guadalupana, la Guadalupana
La Guadalupana bajó al Tepeyac

Suplicante, juntaba sus manos
Suplicante, juntaba sus manos
Y eran mexicanos, y eran mexicanos
Y eran mexicanos, su porte y su faz

Y eran mexicanos, y eran mexicanos
Y eran mexicanos, su porte y su faz

Su llegada llenó de alegría
Su llegada llenó de alegría
De luz y armonía, de luz y armonía
De luz y armonía todo el Anáhuac

De luz y armonía, de luz y armonía
De luz y armonía todo el Anáhuac

Desde el cielo, una hermosa mañana
Desde el cielo, una hermosa mañana
La Guadalupana, la Guadalupana
La Guadalupana bajó al Tepeyac

La Guadalupana, la Guadalupana
La Guadalupana bajó al Tepeyac

Junto al monte, pasaba Juan Diego
Junto al monte, pasaba Juan Diego
Y acercóse luego, y acercóse luego
Y acercóse luego al oír cantar

Y acercóse luego, y acercóse luego
Y acercóse luego al oír cantar

Juan Dieguito, la Virgen, le dijo
Juan Dieguito, la Virgen, le dijo
Este cerro elijo, este cerro elijo
Este cerro elijo para hacer mi altar

Este cerro elijo, este cerro elijo
Este cerro elijo para hacer mi altar

Desde el cielo, una hermosa mañana
Desde el cielo, una hermosa mañana
La Guadalupana, la Guadalupana
La Guadalupana bajó al Tepeyac

La Guadalupana, la Guadalupana
La Guadalupana bajó al Tepeyac

En la tilma entre rosas pintadas
En la tilma entre rosas pintadas
Su imagen amada, su imagen amada
Su imagen amada se dignó dejar

Su imagen amada, su imagen amada
Su imagen amada se dignó dejar

Desde entonces, para el mexicano
Desde entonces, para el mexicano
Ser Guadalupano, ser Guadalupano
Ser Guadalupano es algo esencial

Ser Guadalupano, ser Guadalupano
Ser Guadalupano es algo esencial

Desde el cielo, una hermosa mañana
Desde el cielo, una hermosa mañana
La Guadalupana, la Guadalupana
La Guadalupana bajó al Tepeyac

La Guadalupana, la Guadalupana
La Guadalupana bajó al Tepeyac

En sus penas, se postra de hinojos
En sus penas, se postra de hinojos
Y eleva sus ojos, y eleva sus ojos
Y eleva sus ojos hacia el Tepeyac

Y eleva sus ojos, y eleva sus ojos
Y eleva sus ojos hacia el Tepeyac

Desde el cielo, una hermosa mañana
Desde el cielo, una hermosa mañana
La Guadalupana, la Guadalupana
La Guadalupana bajó al Tepeyac

La Guadalupana, la Guadalupana
La Guadalupana bajó al Tepeyac

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