Libreto | Memoria de Santa María en Sabado
LIBRETO
Memoria de Santa María en Sabado
Catedral Metropolitana,
Arquidiócesis Metropolitana de Guadalajara
27.07.2024
RITOS INICIALES
Canto de entrada
(Hija de Sion)
Hija de Sión, alégrate,
porque el Señor está en ti,
Salvador y Rey!
Alzate y resplandece porque viene tu luz,
sobre ti se alza la Gloria del Señor
mientras las tinieblas se extienden por la tierra y yacen los pueblos en densa oscuridad.
Hacia tu luz caminarán las naciones
y los reyes al fulgor de tu aurora.
Alza los ojos y mira en torno tuyo:
todos tus hijos vienen a ti.
Verás todo esto radiante de gozo,
te llenarás de emoción,
porque te llegan las riquezas de las gentes
y vienen a ti los tesoros del mar.
Te llamarán “Ciudad del Señor”,
“Sión del Santo de Israel”,
porque hará de ti un objeto de orgullo,
causa de alegría por la eternidad.
Ya no será el sol tu luz en el día,
ni te alumbrará la claridad de la luna,
porque el Señor será tu luz eterna,
y tu belleza será tu Dios.
No se ocultará nunca tu luna,
ni tu sol conocerá el ocaso,
porque el Señor será tu luz eterna,
los días de tu duelo llegaron a su fin.
Terminado el canto de entrada, el Celebrante y los fieles, de pie, se santiguan con la señal de la cruz, mientras el Celebrante, vuelto hacia el pueblo, dice:
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
R. Amén.
El Señor con Ustedes.
R. Y con tu Espíritu.
ACTO PENITENCIAL
El Celebrante invita a los fieles al arrepentimiento diciendo las siguientes palabras:
Queridos hermanos el día de hoy nos reunimos en nuestra Catedral para celebrar la Memoria de Santa María, para celebrar estos sagrados misterios empezamos por reconocer nuestros pecados.
El Celebrante y el Pueblo:
Yo confieso ante Dios todopoderoso y ante ustedes, hermanos, que he pecado
mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión. Por mi culpa, por mi culpa, por
mi gran culpa. Por eso ruego a santa María siempre Virgen, a los ángeles, a los
santos y a ustedes hermanos, que intercedan por mí ante Dios nuestro señor.
El Celebrante:
Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
SEÑOR, TEN PIEDAD
(Marco Frisina)
Señor, ten piedad
Señor, ten piedad
Cristo, ten piedad
Cristo, ten piedad
Señor, ten piedad
Señor, ten piedad
Señor, ten piedad
ORACIÓN COLECTA
El Celebrante con las manos extendidas dice:
Oremos.
Señor, Dios, concédenos a nosotros, tus siervos, gozar siempre de completa salud de alma y cuerpo, y, por la intercesión de la gloriosa siempre Virgen María, líbranos de las tristezas de esta vida y concédenos disfrutar de las alegrías eternas. Por nuestro Señor Jesucristo tu Hijo que contuvo vive y reina en la unidad des Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
R. Amén
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
(Jeremías: 7, 1-11)
Ésta es la palabra del Señor que escuchó Jeremías: Ponte a la entrada del templo y proclama allí estas palabras: Escucha, Judá, la palabra del Señor; escúchenla ustedes los que entran por estas puertas para adorar al Señor. Esto dice el Señor de los ejércitos, el Dios de Israel: Corrijan su conducta y sus intenciones, y viviré con ustedes en este lugar. No se hagan ilusiones con razones falsas, repitiendo: Éste es el templo del Señor, éste es el templo del Señor, éste es el templo del Señor! Si corrigen su conducta y sus intenciones; si aplican bien la justicia entre los hombres y no explotan al forastero, al huérfano y a la viuda; si no derraman sangre inocente en este lugar y no siguen, para mal de ustedes, a dioses extranjeros, entonces yo habitaré con ustedes en este lugar, en la tierra que desde hace tanto tiempo y para siempre les di a sus padres. Ustedes, en cambio, ponen su confianza en palabras engañosas, que no sirven de nada. Porque roban, matan, cometen adulterios y perjurios, queman incienso a los ídolos, adoran a dioses extranjeros y desconocidos, y creen que, con venir después a presentarse ante mí en este templo, donde se invoca mi nombre, y con decir: estamos salvados, basta para poder seguir cometiendo todas esas iniquidades. Creen, acaso, que este templo, donde se invoca mi nombre es una cueva de ladrones? Tengan cuidado, porque no estoy ciego, dice el Señor.
Palabra de Dios.
R. Te alabamos Señor.
SALMO RESPONSORIAL
(salmo 83)
R. Qué agradable, Señor, es tu morada.
Anhelando los atrios del Señor se consume mi alma. Todo mi ser de gozo se estremece y el Dios vivo es la causa. R.
Hasta el gorrión encuentra casa y la golondrina un lugar para su nido, cerca de tus altares, Señor de los ejércitos, Dios mío. R.
Dichosos los que viven en tu casa, te alabarán para siempre; dichosos los que encuentran en ti su fuerza, pues caminarán cada vez con más vigor. R.
Pues un día en tus atrios vale más que mil fuera de ellos; yo prefiero el umbral de la casa de mi Dios, al lujoso palacio del perverso. R.
ACLAMACIÓN ANTES DEL
EVANGELIO
(St 1, 21)
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
Acepten dócilmente la palabra que ha sido sembrada en ustedes y es capaz de salvarlos.
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
EVANGELIO
(Mateo: 13, 24-30)
El Señor este con Ustedes.
R. Y con tu Espíritu.
✠ Lectura del Santo Evangelio según San Lucas.
R. Gloria a ti, Señor
En aquel tiempo, Jesús propuso esta otra parábola a la muchedumbre: El Reino de los cielos se parece a un hombre que sembró buena semilla en su campo; pero mientras los trabajadores dormían, llegó un enemigo del dueño, sembró cizaña entre el trigo y se marchó. Cuando crecieron las plantas y se empezaba a formar la espiga, apareció también la cizaña. Entonces los trabajadores fueron a decirle al amo: Señor, qué no sembraste buena semilla en tu campo? De dónde, pues, salió esta cizaña? El amo les respondió: De seguro lo hizo un enemigo mío. Ellos le dijeron: Quieres que vayamos a arrancarla? Pero él les contestó: No. No sea que al arrancar la cizaña, arranquen también el trigo. Dejen que crezcan juntos hasta el tiempo de la cosecha y, cuando llegue la cosecha, diré a los segadores: Arranquen primero la cizaña y átenla en gavillas para quemarla, y luego almacenen el trigo en mi granero.
Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús
Luego el Celebrante hace la homilía.
ORACIÓN DE LOS FIELES
Elevemos nuestras súplicas al Salvador, que quiso nacer de María Virgen, y digámosle:
R. Que tu santa Madre, Señor, interceda por nosotros.
Salvador del mundo, tú que con la eficacia de tu redención preservaste a tu Madre de toda mancha de pecado,
líbranos también a nosotros de toda culpa. R.
Redentor nuestro, tú que hiciste de la inmaculada Virgen María tabernáculo purísimo de tu presencia y sagrario del Espíritu Santo, haz también de nosotros templos de tu Espíritu. R.
Palabra eterna del Padre, que enseñaste a María a escoger la parte mejor, ayúdanos a imitarla y a buscar el alimento que perdura hasta la vida eterna. R.
Rey de reyes, que elevaste contigo a tu Madre en cuerpo y alma al cielo, haz que aspiremos siempre a los bienes celestiales.
R.
Señor del cielo y de la tierra, que has colocado a tu derecha a María reina, danos el gozo de tener parte en su gloria. R.
El Celebrante termina la Oración de los fieles diciendo:
Señor Dios todopoderoso, haz que, por la intercesión de santa María, la Virgen, nosotros, tus hijos, gocemos de plena salud de alma y cuerpo, vivamos alegres en medio de las dificultades del mundo y alcancemos la felicidad de tu reino eterno. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
R. Amén.
LITURGIA EUCARISTÍCA
CANTO DE OFERTORIO
(Hemos Entregado - Jesed)
Hemos entregado nuestras vidas al señor
No hay mayor bendición que ser de él
Hemos entregado nuestras vidas al señor
Y el ahora nos da su vida eterna
Bendito seas señor por este pan
Fruto de la tierra y del trabajo del hombre
Bendito seas señor por este vino
Que hemos recibido por tu amor y bondad
Y ahora señor te presentamos el pan
Y el vino que tu convertirás
En cuerpo y sangre de tu hijo Jesús
Pan de vida y bebida de salvación
El Celebrante de pie en el centro del altar y mirando hacia al pueblo dice:
Oren, hermanos, para que este sacrificio, mio y de ustedes, sea agradable a Dios, Padre todopoderoso.
R. El Señor reciba de tus manos este sacrificio, para alabanza y gloria de su nombre, para nuestro bien y el de toda su santa Iglesia.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Luego el Celebrante con las manos extendidas dice la oración sobre las ofrendas:
Oremos.
Recibe, Señor, las oraciones de tu pueblo, junto con las ofrendas que te presentamos, para que, por la intercesión de santa María, la Madre de tu Hijo, ningún buen propósito quede sin realizarse y ninguna de nuestras súplicas quede sin respuesta. Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén
PREFACIO
(PREFACIO DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA I)
V. El Señor esté con vosotros.
R. Y con tu espíritu.
V. Levantemos el corazón.
R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R. Es justo y necesario.
Realmente es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno. Y alabar, bendecir y proclamar tu gloria en la ... de Santa María, siempre Virgen.
Porque ella concibió a tu único Hijo por obra del Espíritu Santo, y, sin perder la gloria de su virginidad, derramó sobre el mundo la luz eterna, Jesucristo, Señor nuestro.
Por él, todos los ángeles celebran tu grandeza, la adoran las dominaciones, se estremecen las potestades; los cielos y las virtudes celestiales unidos a los gloriosos serafines la celebran en común alegría.
Permítenos asociarnos a sus voces, cantando humildemente tu alabanza:
SANTO
(Santo - Es grande el amor del Señor • Marco Frisina)
Santo, Santo, Santo
El Señor Dios del universo
El cielo y la tierra
Están llenos de tu gloria
Hosanna in excelsis
Hosanna in excelsis
Bendito el que viene
En el nombre del Señor
Hosanna in excelsis
Hosanna in excelsis
PLEGARIA EUCARISTÍCA III
El Celebrante con las manos extendidas dice:
Santo eres en verdad, Padre,
y con razón te alaban todas tus criaturas,
ya que por Jesucristo, tu Hijo, Señor nuestro,
con la fuerza del Espíritu Santo,
das vida y santificas todo,
y congregas a tu pueblo sin cesar,
para que ofrezca en tu honor
un sacrificio sin mancha
desde donde sale el sol hasta el ocaso.
Junta las manos y, manteniéndolas extendidas sobre las ofrendas, dice:
Por eso, Padre, te suplicamos que santifiques por el mismo Espíritu estos dones que hemos separado para ti,
Junta las manos y traza el signo de la cruz sobre el pan y el cáliz conjuntamente, diciendo:
de manera que se conviertan en el Cuerpo ✠ la Sangre de Jesucristo, Hijo tuyo y Señor nuestro, que nos mandó celebrar estos misterios.
Porque él mismo, la noche en que iba a ser entregado,
Toma el pan y, sosteniéndolo un poco elevado sobre el altar, prosigue:
tomó pan, y dando gracias te bendijo, lo partió y lo dio a sus discípulos.
Muestra el pan consagrado al pueblo, lo deposita luego sobre la patena y lo adora haciendo genuflexión.
Después prosigue:
Del mismo modo, acabada la cena,
Toma el cáliz y, sosteniéndolo un poco elevado sobre el altar, prosigue:
tomó el cáliz, dando gracias te bendijo, y lo pasó a sus discípulos.
Muestra el cáliz al pueblo, lo deposita luego sobre el corporal y lo adora haciendo genuflexión.
Luego el Celebrante dice:
Este es el Sacramento de Nuestra fe.
R. Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección, ven Señor jesus.
Después el Celebrante, con las manos extendidas, dice:
Así, pues, Padre, al celebrar ahora el memorial de la pasión salvadora de tu Hijo, de su admirable resurrección y ascensión al cielo, mientras esperamos su venida gloriosa, te ofrecemos, en esta acción de gracias, el sacrificio vivo y santo.
Dirige tu mirada sobre la ofrenda de tu Iglesia, y reconoce en ella la Víctima por cuya inmolación quisiste devolvernos tu amistad, para que, fortalecidos con el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo y llenos de su Espíritu Santo, formemos en Cristo un solo cuerpo y un solo espíritu.
C1: Que él nos transforme en ofrenda permanente, para que gocemos de tu heredad junto con tus elegidos: con María, la Virgen Madre de Dios, su esposo san José, los apóstoles y los mártires, y todos los santos, por cuya intercesión confiamos obtener siempre tu ayuda.
C2: Te pedimos, Padre, que esta Víctima de reconciliación traiga la paz y la salvación al mundo entero. Confirma en la fe y en la caridad a tu Iglesia, peregrina en la tierra: a tu servidor, el Papa Juan Pablo VI, a nuestro Arzobispo Roberto Delgado, al orden episcopal, a los presbíteros y diáconos, y a todo el pueblo redimido por ti.
Atiende los deseos y súplicas de esta familia que has congregado en tu presencia. Reúne en torno a ti, Padre misericordioso, a todos tus hijos dispersos por el mundo.
A nuestros hermanos difuntos y a cuantos murieron en tu amistad recíbelos en tu reino, donde esperamos gozar todos juntos de la plenitud eterna de tu gloria,
Junta las manos.
por Cristo, Señor nuestro, por quien concedes al mundo todos los bienes.
Toma la patena con el pan consagrado y el cáliz, los eleva y dice:
Por Cristo, con él y en él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos.
RITO DE COMUNION
Una vez depositados el cáliz y la patena sobre el altar, el Celebrante, con las manos juntas, dice:
Fieles a la recomendación del Salvador y siguiendo su divina enseñanza, nos atrevemos a decir.
Extiende las manos y junto con el pueblo, continúa:
Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.
Solo el Celebrante, con las manos extendidas, prosigue diciendo:
Líbranos de todos los males, Señor, y concédenos la paz en nuestros días, para que, ayudados por tu misericordia, vivamos siempre libres de pecado y protegidos de toda perturbación, mientras esperamos la gloriosa venida de nuestro Salvador Jesucristo.
R. Tuyo es el reino, tuyo el poder y la gloria, por siempre, Señor.
Solo el Celebrante, con las manos extendidas, prosigue diciendo:
Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles: "La paz les dejo, mi paz les doy", no tengas en cuenta nuestros pecados, sino la fe de tu Iglesia y, conforme a tu palabra, concédele la paz y la unidad.
Junta las manos.
Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
R. Amén.
El Celebrante, vuelto hacia el pueblo, extendiendo y juntando las manos, dice:
La paz del Señor esté siempre con ustedes.
R. Y con tu espíritu.
Luego, si se juzga oportuno, el diácono, o el Celebrante, añade:
Como hijos de dios intercambien un signo de comunión fraterna.
CORDERO DE DIOS
(Es grande el amor del señor • Marco Frisina)
Cordero de Dios
Tú que quitas el pecado del mundo
Miserere nobis
Miserere nobis
Cordero de Dios
Tú que quitas el pecado del mundo
Miserere nobis
Miserere nobis
Cordero de Dios
Tú que quitas el pecado del mundo
Dona nobis pacem
Dona nobis pacem
El Celebrante hace genuflexión, toma el pan consagrado y, sosteniéndolo un poco elevado sobre la patena o sobre el cáliz, de cara al pueblo, dice con voz clara:
Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Dichosos los invitados a la cena del Señor.
R. Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para sanarme.
CANTO DE COMUNION
(Pane di vita nuova • Marco Frisina)
Pane di vita nuova
Vero cibo dato agli uomini
Nutrimento che sostiene il mondo
Dono splendido di grazia
Tu sei sublime frutto
Di quell'albero di vita
Che adamo non potè toccare
Ora è in Cristo a noi donato
Pane della vita
Sangue di salvezza
Vero corpo, vera bevanda
Cibo di grazia per il mondo
Sei l'agnello immolato
Nel cui sangue è la salvezza
Memoriale della vera pasqua
Della nuova alleanza
Manna che nel deserto
Nutri il popolo in cammino
Sei sostegno e forza nella prova
Per la chiesa in mezzo al mondo
Pane della vita
Sangue di salvezza
Vero corpo, vera bevanda
Cibo di grazia per il mondo
Vino che ci dà gioia
Che riscalda il nostro cuore
Sei per noi il prezioso frutto
Della vigna del signore
Dalla vite ai tralci
Scorre la vitale linfa
Che ci dona la vita divina
Scorre il sangue dell'amore
Pane della vita
Sangue di salvezza
Vero corpo, vera bevanda
Cibo di grazia per il mondo
Amen
ORACIÓN DESPUÉS DE LA
COMUNIÓN
El Celebrante desde la sede con las manos extendidas dice:
Oremos.
Al recibir el sacramento celestial en la conmemoración de la santísima Virgen María, te pedimos, Padre misericordioso, que, a imitación suya, nos concedas ponemos dignamente al servicio del misterio de nuestra redención. Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén
RITO DE CONCLUSIÓN
El Celebrante viendo hacia al pueblo con las manos extendidas dice:
El Señor este con Ustedes.
R. Y con tu Espíritu.
La bendición de Dios todopoderoso, Padre ✠, Hijo ✠, y Espíritu ✠ Santo, descienda sobre ustedes y permanezca para siempre.
R. Amén.
Luego el Celebrante o el Diácono dice:
La alegría del Señor sea nuestra fuerza, podemos ir en paz.
R. Demos gracias a Dios.
ANTÍFONA MARIANA
(Salve Regina - Marco Frisina)
Salve, Regina, Mater misericordiae
Vita, dulcedo, et spes nostra, salve
Ad te clamamus exsules filii Hevae
Ad te suspiramus, gementes et flentes
In hac lacrimarum valle.
Salve, Regina, Mater misericordiae
Vita, dulcedo, et spes nostra, salve
Ad te clamamus exsules filii Hevae
Ad te suspiramus, gementes et flentes
In hac lacrimarum valle.
Eia, ergo, advocata nostra, illos tuos
Misericordes oculos ad nos converte
Et Iesum, benedictum fructum ventris tui
Nobis post hoc exsilium ostende.
O clemens
O pia
O dulcis
Virgo Maria
CANTO DE SALIDA
(Acuérdate oh Virgen • Marco Frisina)
Memorare, memorare Virgo María!
Ad te Mater venio: Propitia exaudi me
Recuerda, Virgen clementísima
Que nunca quien a ti se acoge
Quien en ti se refugia
Se ha visto jamás abandonado
A ti recurro, a ti te imploro
A tus plantas me postro
¡Memorare, memorare Virgo María!
Ad te Mater venio: Propitia exaudi me
Recuerda, Virgen prudentísima
Y mira a tu hijo atribulado
Que en tu ayuda confía
Y que implora tu gracia
A ti recurro, a ti te imploro
A tus plantas me postro
¡Memorare, memorare Virgo María!
Ad te Mater venio: Propitia exaudi me
Recuerda, oh Madre del Verbo
Y no desoigas la plegaria
De mi corazón arrepentido
Oh dulce Virgen María
A ti recurro, a ti te imploro
A tus plantas me postro
¡Memorare, memorare Virgo María!
Ad te Mater venio: Propitia exaudi me
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