Libreto | Fiesta de San Joaquín y Santa Ana
LIBRETO
Fiesta de San Joaquín y Santa Ana
Catedral Metropolitana,
Arquidiocesis Metropolitana de Guadalajara
26.07.2024
RITOS INICIALES
Canto de entrada
(Cantemos al Amor de los Amores)
CANTEMOS AL AMOR DE LOS AMORES
Cantemos al amor de los amores,
cantemos al Señor,
Dios está aquí, venid adoradores adoremos
a Cristo Redentor. R.
Gloria a Cristo Jesús,
cielos y tierra bendecid al Señor;
honor y gloria a Ti,
Rey de la gloria, amor por siempre a Ti,
Dios del amor. R.
Unamos nuestra voz a los cantares
del coro celestial;
Dios está aquí;
al Dios de los altares alabemos
con gozo angelical. R.
Los que buscáis solaz en vuestras penas
y alivio en el dolor;
Dios está aquí
y vierte a manos llenas los tesoros
de divinal dulzor. R.
Oh rara caridad y real fineza,
oh dulce memorial;
Dios está aquí con toda su riqueza
con su cuerpo y sangre divinal. R.
Terminado el canto de entrada, el Obispo y los fieles, de pie, se santiguan con la señal de la cruz, mientras el Obispo, vuelto hacia el pueblo, dice:
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
R. Amén.
La Paz este con Ustedes.
R. Y con tu Espíritu.
ACTO PENITENCIAL
El obispo invita a los fieles al arrepentimiento diciendo las siguientes palabras:
Queridos hermanos el día de hoy nos reunimos en nuestra Catedral para celebrar la Fiesta de los Santos Joaquín y Ana, para celebrar estos sagrados misterios empezamos por reconocer nuestros pecados.
El Obispo y el Pueblo:
Yo confieso ante Dios todopoderoso y ante ustedes, hermanos, que he pecado
mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión. Por mi culpa, por mi culpa, por
mi gran culpa. Por eso ruego a santa María siempre Virgen, a los ángeles, a los
santos y a ustedes hermanos, que intercedan por mí ante Dios nuestro señor.
El Obispo:
Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
SEÑOR, TEN PIEDAD
(Alejandro Mejía)
SEÑOR, TEN PIEDAD
SEÑOR, TEN PIEDAD
CRISTO, TEN PIEDAD
CRISTO, TEN PIEDAD
SEÑOR, TEN PIEDAD
SEÑOR, TEN PIEDAD
ORACIÓN COLECTA
El obispo con las manos extendidas dice:
Oremos.
Señor, Dios de nuestros padres, que concediste a los santos Joaquín y Ana la singular gracia de que naciera de ellos la Madre de tu Hijo encarnado, concédenos, por las súplicas de ambos, que alcancemos la salvación prometida a tu pueblo. Por nuestro Señor Jesucristo tu Hijo que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
R. Amén
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
(Jr 3, 14-17)
Les daré pastores según mi corazón. - Acudirán a Jerusalén todos los pueblos.
Lectura del libro del profeta Jeremías:
Vuélvanse a mí, hijos rebeldes, porque yo soy su dueño, dice el Señor: Iré tomando conmigo a uno de cada ciudad, a dos de cada familia y los traeré a Sion, les daré pastores según mi corazón, que los apacienten con sabiduría y prudencia. Después, cuando ustedes se hayan multiplicado y hayan prosperado en el país, palabra del Señor, ya no habrá necesidad de invocar el arca de la alianza del Señor, pues ya no pensarán en ella, ni se acordarán de ella, ni la echarán de menos, ni se les ocurrirá hacer otra. En aquel tiempo, llamarán a Jerusalén el trono del Señor, acudirán a ella todos los pueblos en el nombre del Señor y ya no seguirán la maldad de su corazón obstinado.
Palabra de Dios.
R. Te alabamos Señor.
SALMO RESPONSARIAL
(Sal 31)
R. El Señor es nuestro pastor.
Escuchen, pueblos, la palabra del Señor y anúncienla aun en las islas más remotas: El que dispersó a Israel lo reunirá y lo cuidará como el pastor a su rebaño. R.
Porque el Señor redimió a Jacob y lo rescató de las manos del poderoso. Ellos vendrán para aclamarlo al monte Sión y correrán hacia los bienes del Señor. R.
Entonces se alegrarán las jóvenes, danzando; se sentirán felices jóvenes y viejos, porque yo convertiré su tristeza en alegría, y los llenaré de gozo y aliviaré sus penas. R.
ACLAMACIÓN ANTES DEL
EVANGELIO
(Lc 8, 15)
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
Dichosos los que cumplen la palabra del Señor con un corazón bueno y sincero, y perseveran hasta dar fruto.
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
EVANGELIO
(Mt 13, 18-23)
Los que oyen la palabra de Dios y la entienden, ésos son los que dan fruto.
El Señor este con Ustedes.
R. Y con tu Espíritu.
✠ Lectura del Santo Evangelio según San Lucas.
R. Gloria a ti, Señor
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: Escuchen ustedes lo que significa la parábola del sembrador. A todo hombre que oye la palabra del Reino y no la entiende, le llega el diablo y le arrebata lo sembrado en su corazón. Esto es lo que significan los granos que cayeron a lo largo del camino. Lo sembrado sobre terreno pedregoso significa al que oye la palabra y la acepta inmediatamente con alegría; pero, como es inconstante, no la deja echar raíces, y apenas le viene una tribulación o una persecución por causa de la palabra, sucumbe. Lo sembrado entre los espinos representa a aquel que A oye la palabra, pero las preocupaciones de la vida y la seducción de las riquezas, la sofocan y queda sin fruto. En cambio, lo sembrado en tierra buena representa a quienes oyen la palabra, la entienden y dan fruto; unos, el ciento por uno; otros, el sesenta; y otros, el treinta.
Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús
Luego el Obispo hace la homilía.
ORACIÓN DE LOS FIELES
Oremos a Dios Padre, que eligió a san Joaquín y a santa Ana como padres de la Virgen María, por quienes nos vino el Salvador del mundo diciendo:
PADRE ESCUCHANOS. R.
1.- Por la Iglesia, el nuevo Israel, el pueblo definitivo de Dios. Roguemos al Señor.
2.- Por las vocaciones sacerdotales y religiosas al servicio de nuestra diócesis. Roguemos al Señor.
3.- Por las familias cristianas y por todas las familias del mundo.
4.- Por todos los que esperan el consuelo de Dios sin conocer a Cristo. Roguemos al Señor.
5.- Por cuantos celebramos la memoria de los santos Joaquín y Ana, y celebrando a aquel cuya venida ellos prepararon. Roguemos al Señor.
El Obispo termina la Oración de los fieles diciendo:
Escucha, Señor, la oración de tu Iglesia, que hacen suya san Joaquín y santa Ana, intercesores nuestros con María, la Madre de Jesús. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.
LITURGIA EUCARISTÍCA
CANTO DE OFERTORIO
(Este pan y vino - Carmelo Erdozáin)
Este pan y vino, Señor
Se transformarán
En tu cuerpo y sangre, Señor
En nuestro manjar. R.
Gracias al sol y al labrador
En el altar florecen hoy
Las espigas, los racimos
Que presentamos a Dios. R.
Lo que sembré con mi dolor
Lo que pedí en mi oración
Hoy son frutos, son ofrendas
Que presentamos a Dios. R.
El Obispo inciensa las ofrendas, la cruz y el altar, después un diácono inciensa a el Obispo y al pueblo.
El Obispo de pie en el centro del altar y mirando hacia al pueblo dice:
Oren, hermanos, para que este sacrificio, mio y de ustedes, sea agradable a Dios, Padre todopoderoso.
R. El Señor reciba de tus manos este sacrificio, para alabanza y gloria de su nombre, para nuestro bien y el de toda su santa Iglesia.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Luego el Obispo con las manos extendidas dice la oración sobre las ofrendas:
Oremos.
Recibe, Señor, los dones que te presentamos y concede que merezcamos participar de la misma bendición que prometiste a Abraham y a su descendencia. Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén
PREFACIO
(Prefacio I de los Santos)
V. El Señor esté con vosotros.
R. Y con tu espíritu.
V. Levantemos el corazón.
R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R. Es justo y necesario.
Realmente es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre Santo, Dios todopoderoso y eterno.
Tú eres glorificado en todos tus santos y al coronar sus méritos coronas tus propios dones. Tú nos das el ejemplo de su vida, nos haces vivir en comunión con ellos y nos aseguras la ayuda de su intercesión, para que estimulados por esta muchedumbre de testigos, lleguemos victoriosos a la meta y recibamos con ellos la corona incorruptible de la gloria, por Jesucristo, Señor nuestro.
Por eso, con los ángeles y arcángeles, y con la multitud de los santos, te cantamos un himno de alabanza, diciendo sin cesar:
SANTO
(Alejandro Mejía)
Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del Universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
HOSANNA, HOSANNA EN EL CIELO.
Bendito el que viene en nombre del Señor.
HOSANNA, HOSANNA EN EL CIELO.
PLEGARIA EUCARISTÍCA III
El Obispo con las manos extendidas dice:
Santo eres en verdad, Padre,
y con razón te alaban todas tus criaturas,
ya que por Jesucristo, tu Hijo, Señor nuestro,
con la fuerza del Espíritu Santo,
das vida y santificas todo,
y congregas a tu pueblo sin cesar,
para que ofrezca en tu honor
un sacrificio sin mancha
desde donde sale el sol hasta el ocaso.
Junta las manos y, manteniéndolas extendidas sobre las ofrendas, dice:
Por eso, Padre, te suplicamos que santifiques por el mismo Espíritu estos dones que hemos separado para ti,
Junta las manos y traza el signo de la cruz sobre el pan y el cáliz conjuntamente, diciendo:
de manera que se conviertan en el Cuerpo ✠ la Sangre de Jesucristo, Hijo tuyo y Señor nuestro, que nos mandó celebrar estos misterios.
Porque él mismo, la noche en que iba a ser entregado,
Toma el pan y, sosteniéndolo un poco elevado sobre el altar, prosigue:
tomó pan, y dando gracias te bendijo, lo partió y lo dio a sus discípulos.
Muestra el pan consagrado al pueblo, lo deposita luego sobre la patena y lo adora haciendo genuflexión.
Después prosigue:
Del mismo modo, acabada la cena,
Toma el cáliz y, sosteniéndolo un poco elevado sobre el altar, prosigue:
tomó el cáliz, dando gracias te bendijo, y lo pasó a sus discípulos.
Muestra el cáliz al pueblo, lo deposita luego sobre el corporal y lo adora haciendo genuflexión.
Luego el Obispo dice:
Este es el Sacramento de Nuestra fe.
R. Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección, ven Señor jesus.
Después el Obispo, con las manos extendidas, dice:
Así, pues, Padre, al celebrar ahora el memorial de la pasión salvadora de tu Hijo, de su admirable resurrección y ascensión al cielo, mientras esperamos su venida gloriosa, te ofrecemos, en esta acción de gracias, el sacrificio vivo y santo.
Dirige tu mirada sobre la ofrenda de tu Iglesia, y reconoce en ella la Víctima por cuya inmolación quisiste devolvernos tu amistad, para que, fortalecidos con el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo y llenos de su Espíritu Santo, formemos en Cristo un solo cuerpo y un solo espíritu.
C1: Que él nos transforme en ofrenda permanente, para que gocemos de tu heredad junto con tus elegidos: con María, la Virgen Madre de Dios, su esposo san José, los apóstoles y los mártires, [San Joaquín y Santa Ana] y todos los santos, por cuya intercesión confiamos obtener siempre tu ayuda.
C2: Te pedimos, Padre, que esta Víctima de reconciliación traiga la paz y la salvación al mundo entero. Confirma en la fe y en la caridad a tu Iglesia, peregrina en la tierra: a tu servidor, el Papa Juan Pablo VI, a nuestro Arzobispo Roberto Delgado, al orden episcopal, a los presbíteros y diáconos, y a todo el pueblo redimido por ti.
Atiende los deseos y súplicas de esta familia que has congregado en tu presencia. Reúne en torno a ti, Padre misericordioso, a todos tus hijos dispersos por el mundo.
A nuestros hermanos difuntos y a cuantos murieron en tu amistad recíbelos en tu reino, donde esperamos gozar todos juntos de la plenitud eterna de tu gloria,
Junta las manos.
por Cristo, Señor nuestro, por quien concedes al mundo todos los bienes.
Toma la patena con el pan consagrado y el cáliz, los eleva y dice:
Por Cristo, con él y en él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos.
RITO DE COMUNION
Una vez depositados el cáliz y la patena sobre el altar, el Obispo, con las manos juntas, dice:
Fieles a la recomendación del Salvador y siguiendo su divina enseñanza, nos atrevemos a decir.
Extiende las manos y junto con el pueblo, continúa:
Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.
Solo el Obispo, con las manos extendidas, prosigue diciendo:
Líbranos de todos los males, Señor, y concédenos la paz en nuestros días, para que, ayudados por tu misericordia, vivamos siempre libres de pecado y protegidos de toda perturbación, mientras esperamos la gloriosa venida de nuestro Salvador Jesucristo.
R. Tuyo es el reino, tuyo el poder y la gloria, por siempre, Señor.
Solo el Obispo, con las manos extendidas, prosigue diciendo:
Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles: "La paz les dejo, mi paz les doy", no tengas en cuenta nuestros pecados, sino la fe de tu Iglesia y, conforme a tu palabra, concédele la paz y la unidad.
Junta las manos.
Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
R. Amén.
El Obispo, vuelto hacia el pueblo, extendiendo y juntando las manos, dice:
La paz del Señor esté siempre con ustedes.
R. Y con tu espíritu.
Luego, si se juzga oportuno, el diácono, o el Obispo, añade:
Como hijos de dios intercambien un signo de comunión fraterna.
CORDERO DE DIOS
(Alejandro Mejía)
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
TEN PIEDAD DE NOSOTROS.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
TEN PIEDAD DE NOSOTROS.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
DANOS LA PAZ, DANOS LA PAZ.
El Obispo hace genuflexión, toma el pan consagrado y, sosteniéndolo un poco elevado sobre la patena o sobre el cáliz, de cara al pueblo, dice con voz clara:
Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Dichosos los invitados a la cena del Señor.
R. Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para sanarme.
CANTO DE COMUNION
(Milagro de amor - Cristy Villaseñor)
Jesús, aquí presente en forma real
Te pido un poco más de fe y de humildad
Quisiera poder ser digna de compartir
Contigo el milagro más grande de amor.
Milagro de amor tan infinito
En que Tú, mi Dios
Te has hecho tan pequeño y tan humilde
Para entrar en mi
Milagro de amor tan infinito
En que tu mi Dios Te olvidas
De Tu gloria y de Tu majestad
Por mi.
Y hoy vengo
Llena de alegrías
A recibirte en esta eucaristía
Te doy gracias
Por llamarme a esta cena
Porque aunque no soy digno
Visitas Tú mi alma.
Milagro de amor tan infinito
En que Tú, mi Dios
Te has hecho tan pequeño y tan humilde
Para entrar en mi
Milagro de amor tan infinito
En que Tu mi Dios Te olvidas
De Tu gloria y de Tu majestad
Por mi.
Milagro de amor tan infinito
En que Tú, mi Dios
Te has hecho tan pequeño y tan humilde
Para entrar en mi
Milagro de amor tan infinito
En que Tu mi Dios Te olvidas
De Tu gloria y de Tu majestad
Por mi.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA
COMUNIÓN
El Obispo desde la sede con las manos extendidas dice:
Oremos.
Dios nuestro, que quisiste que tu Unigénito naciera del linaje de los hombres, para que los hombres, por un admirable misterio, renacieran de ti, te rogamos que, por tu bondad, santifiques con el espíritu de adopción a quienes alimentaste con el pan de los hijos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. AMÉN.
RITO DE CONCLUSIÓN
El Obispo viendo hacia al pueblo con las manos extendidas dice:
El Señor este con Ustedes.
R. Y con tu Espíritu.
La bendición de Dios todopoderoso, Padre ✠, Hijo ✠, y Espíritu ✠ Santo, descienda sobre ustedes y permanezca para siempre.
R. Amén.
Luego el Obispo o el Diácono dice:
La alegría del Señor sea nuestra fuerza, podemos ir en paz.
R. Demos gracias a Dios.
ANTÍFONA MARIANA
(Salve Regina - Marco Frisina)
Salve, Regina, Mater misericordiae
Vita, dulcedo, et spes nostra, salve
Ad te clamamus exsules filii Hevae
Ad te suspiramus, gementes et flentes
In hac lacrimarum valle.
Salve, Regina, Mater misericordiae
Vita, dulcedo, et spes nostra, salve
Ad te clamamus exsules filii Hevae
Ad te suspiramus, gementes et flentes
In hac lacrimarum valle.
Eia, ergo, advocata nostra, illos tuos
Misericordes oculos ad nos converte
Et Iesum, benedictum fructum ventris tui
Nobis post hoc exsilium ostende.
O clemens
O pia
O dulcis
Virgo Maria
CANTO DE SALIDA
(Himno a San José)
Hoy a tus pies ponemos nuestra vida
Hoy a tus pies, ¡Glorioso San José!
Escucha nuestra oración y por tu intercesión
Obtendremos la paz del corazón.
En Nazaret junto a la Virgen Santa
En Nazaret, ¡Glorioso San José!
Cuidaste al niño Jesús pues por tu gran virtud
Fuiste digno custodio de la luz.
Con sencillez humilde carpintero
Con sencillez, ¡Glorioso San José!
Hiciste bien tu labor obrero del Señor
Ofreciendo trabajo y oración.
Tuviste Fe en Dios y su promesa
Tuviste Fe, ¡Glorioso San José!
Maestro de oración alcánzanos el don
De escuchar y seguir la voz de Dios
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