MISA DE ANIVERSAIO SACERDOTAL

 

MISA DE ANIVERSAIO SACERDOTAL

2do ANIVERSARIO SACERDOTAL DE MONS. SERGIO GÓMEZ.


Terminado el canto de entrada, el sacerdote y los fieles, de pie, se santiguan con la señal de la cruz, mientras el sacerdote, vuelto hacia el pueblo, dice: 

En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. 

. Amén.

La paz esté con ustedes.

. Y con tu Espiritu


ACTO PENITENCIAL

A continuación se hace el acto penitencial, al que el sacerdote invita a los fieles, diciendo:

Al comenzar esta celebración eucarística, pidamos a Dios que nos conceda la conversión de nuestros corazones; así obtendremos la reconciliación y se acrecentará nuestra comunión con Dios y con nuestros hermanos.


Pausa de silencio.

Todos dicen en común la fórmula de la confesión general: 

Yo confieso ante Dios todopoderoso y ante ustedes, hermanos, que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión.  

Y, golpeándose el pecho, dicen:

Por mi culpa, por mi culpa, por mí gran culpa. 

Luego, prosiguen:

Por eso ruego a santa María, siempre Virgen, a los ángeles, a los santos y a ustedes, hermanos, que intercedan por mí ante Dios, nuestro Señor. 

Sigue la absolución del sacerdote: 

Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna. 

. Amén.

SEÑOR TEN PIEDAD

             

Señor, Ten piedad.

 Señor, Ten piedad.

Cristo, Ten piedad.

Cristo, Ten piedad.     

Señor, Ten piedad.

 Señor, Ten piedad


GLORIA

Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo. Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo, en la Gloria de Dios Padre. Amén


ORACIÓN COLECTA

Terminado el himno, el sacerdote, con las manos juntas, dice: 

Oremos.

Y todos, junto con el sacerdote, oran en silencio durante un breve espacio de tiempo. Después el sacerdote, con las manos extendidas, dice la oración colecta:

Padre santo, que sin ningún mérito de mi parte me elegiste para participar del sacerdocio eterno de Cristo y para servir a tu Iglesia; Haz de mí un valiente y humilde predicador del Evangelio y un fiel dispensador de tus misterios. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. 

R/. Amén.

 

LITURGIA DE LA PALABRA


PRIMERA LECTURA

(Jer 1, 4-9)

Tu irás adonde yo te envíe


Lectura del libro del profeta Jeremías

La palabra del Señor llegó a mí en estos términos:
«Antes de formarte en el vientre materno, yo te conocía; antes de que salieras del seno, yo te había consagrado, te había constituido profeta para las naciones.»
Yo respondí: «¡Ah, Señor! Mira que no sé hablar, porque soy demasiado joven.»
El Señor me dijo: «No digas: "Soy demasiado joven", porque tú irás adonde yo te envíe y dirás todo lo que yo te ordene.
No temas delante de ellos, porque yo estoy contigo para librarte -oráculo del Señor-.»
El Señor extendió su mano, tocó mi boca y me dijo: «Yo pongo mis palabras en tu boca.»

Palabra de Dios.

R/. Te alabamos Señor.



SALMO RESPONSORIAL 

(Sal 22, 1- 6.)


R. El Señor es mi pastor, nada me puede faltar.


El señor es mi pastor, nada me puede faltar.
El me hace descansar en verdes praderas,
me conduce a las aguas tranquilas
y repara mis fuerzas;
me guía por el recto sendero,
por amor de su Nombre. 
R.

Aunque cruce por oscuras quebradas,
no temeré ningún mal,
porque tú estás conmigo:
tu vara y tu bastón me infunden confianza. 
R.

Tú preparas ante mí una mesa,
frente a mis enemigos;
unges con óleo mi cabeza
y mi copa rebosa. 
R.

Tu bondad y tu gracia me acompañan
a lo largo de mi vida;
y habitaré en la Casa del Señor,
por muy largo tiempo. 
R.



SEGUNDA LECTURA

(1Pe 5, 1-4)

Apacienten el rebaño de Dios, que les ha sido confiado

Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro

Queridos hermanos:

Exhorto a los presbíteros que están entre ustedes, siendo yo presbítero como ellos y testigo de los sufrimientos de Cristo y copartícipe de la gloria que va a ser revelada. Apacienten el Rebaño de Dios, que les ha sido confiado; velen por él, no forzada, sino espontáneamente, como lo quiere Dios; no por un interés mezquino, sino con abnegación; no pretendiendo dominar a los que les han sido encomendados, sino siendo de corazón ejemplo para el Rebaño. 

Y cuando llegue el Jefe de los pastores, recibirán la corona imperecedera de gloria.

Palabra de Dios.

R/. Te alabamos Señor.


ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO

R/.. ALELUYA, ALELUYA, ALELUYA.

R/. ALELUYA, ALELUYA, ALELUYA.


EVANGELIO
(Jn 15, 9-17)

No son ustedes los que me eligieron a mí,
sino Yo el que los elegí a ustedes.

 

El señor esté con ustedes.

R/. Y con tu espíritu 

 Proclamación del Santo Evangelio según san Juan.

R/. Gloria a ti, Señor.

 

Jesús dijo a sus discípulos:

«Como el Padre me amó, también yo los he amado a ustedes. Permanezcan en mi amor. Si cumplen mis mandamientos, permanecerán en mi amor, como yo cumplí los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.

Les he dicho esto para que mi gozo sea el de ustedes, y ese gozo sea perfecto.

Este es mi mandamiento: Amense los unos a los otros, como yo los he amado. No hay amor más grande que dar la vida por los amigos. Ustedes son mis amigos si hacen lo que yo les mando. Ya no los llamo servidores, porque el servidor ignora lo que hace su señor; yo los llamo amigos, porque les he dado a conocer todo lo que oí de mi Padre.

No son ustedes los que me eligieron a mí, sino yo el que los elegí a ustedes, y los destiné para que vayan y den fruto, y ese fruto sea duradero. Así todo lo que pidan al Padre en mi Nombre, él se lo concederá.

Lo que yo les mando es que se amen los unos a los otros.

Palabra del Señor.

R/. Gloria a ti Señor Jesús.

Luego besa el libro, diciendo la oración en silencio.

 

HOMILÍA

Luego se pronuncia la homilía, que es la reflexión de las lecturas que se acabaron de escuchar durante la Celebración Eucarística.


PROFESIÓN DE FE

(Símbolo Niceno-constantinopolitano)

 

Acabada la homilía, se hace la profesión de fe

Creo en un solo Dios, Padre todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra,
de todo lo visible y lo invisible.
Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios,
nacido del Padre antes de todos los siglos:
Dios de Dios, Luz de Luz,
Dios verdadero de Dios verdadero,
engendrado, no creado,
de la misma naturaleza del Padre,
por quien todo fue hecho;
que por nosotros, los hombres,
En las palabras que siguen, hasta se hizo hombre, todos se inclinan.
y por obra del Espíritu Santo
se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre;
y por nuestra causa fue crucificado
en tiempos de Poncio Pilato;
padeció y fue sepultado,
y resucitó al tercer día, según las Escrituras,
y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre;
y de nuevo vendrá con gloria
para juzgar a vivos y muertos,
y su reino no tendrá fin.
Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida,
que procede del Padre y del Hijo, con el Padre y el Hijo
recibe una misma adoración y gloria,
y que habló por los profetas.
Creo en la Iglesia,
que es una, santa, católica y apostólica.
Confieso que hay un solo bautismo para el perdón de los pecados.
Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro

y por nuestra salvación bajó del cielo,

R/. Amén.


ORACIÓN DE LOS FIELES

El sacerdote invita a los fieles a orar:

Hermanos, dirijamos nuestras súplicas a Dios, confiados en que siempre escucha nuestra oración y digámosle con humildad:

R/.Padre santo, escúchanos.

1. Por la Santa Madre Iglesia, para que transmita fielmente la Buena Noticia de Jesucristo, luz de los pueblos, y sea sacramento o signo e instrumento de la íntima unión con Dios y de unidad de todo el género humano. Oremos. R/.

2. Por el Papa Clemente III, Pastor de la Iglesia Católica, para que asistido por el Espíritu Santo, con su ejemplo y palabra, nos confirme en la fe en Dios que es amor, sostenga nuestra esperanza y estimule nuestra caridad. Oremos. R/.

3. Por Monseñor Sergio Gómez, que ha sido llamado a servir a tu iglesia en la orden del sacerdocio, pedimos tu sabiduría, fortaleza y gracia para que siga siendo un fiel servidor de tu pueblo. Oremos. R/.

4. Por todos los hombres, especialmente los pobres, los afligidos, los enfermos, los ancianos, los emigrantes, cuyos gozos y esperanzas, tristezas y angustias son también gozos y esperanzas, tristezas y angustias de los discípulos de Cristo, para que se abran por el testimonio evangelizador y misionero de los cristianos al único que salva, Jesucristo. Oremos. R/.

En silencio presentamos nuestras intenciones.

El sacerdote termina la plegaria universal:

Padre bueno, acoge las súplicas de tus hijos que hoy se acercan con humildad a tu altar, confiados en que atenderás sus peticiones, te las presentamos por Jesucristo, nuestro Señor.

R/. Amén


LITURGIA EUCARÍSTICA 

Inciensa las ofrendas, la cruz y el altar. Después el diácono, u otro ministro, inciensa al sacerdote y al pueblo.

Después, de pie en el centro del altar, de cara al pueblo, extendiendo y juntando las manos, dice:

Oren, hermanos, para que este sacrificio, mío y de ustedes, sea agradable a Dios, Padre todopoderoso.

R/. El Señor reciba de tus manos este sacrificio, para alabanza y gloria de su nombre, para nuestro bien y el de toda su santa Iglesia.

 

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Luego el Sacerdote, con las manos extendidas, dice la oración sobre las ofrendas:

Te ofrecemos, Señor, este sacrificio de alabanza y te pedimos que acrecientes nuestra entrega a tu servicio, para que por tu bondad lleves a feliz término lo que gratuitamente me has concedido. 

Por Jesucristo, nuestro Señor. 



PREFACIO

EL SACERDOCIO DE CRISTO Y EL MINISTERIO DE LOS SACERDOTES


V/. El Señor esté con ustedes.

R/. Y con tu espíritu.

V/. Levantemos el corazón.

R/. Lo tenemos levantado hacia el Señor.

V/. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.

R/. Es justo y necesario. 


En verdad es justo y necesario, e nuestro deber y salvación

darte gracias siempre y en todo lugar,

Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.

Que constituiste a tu único Hijo

Pontífice de la Alianza nueva y eterna

por la unión del Espíritu Santo,

y determinaste, en tu designio salvífico,

perpetuar en la Iglesia su único sacerdocio.

Él no sólo ha conferido el honor del sacerdocio real

a todo el pueblo santos,

sino también, con amor de hermano,

ha elegido a hombres de este pueblo,

para que, por la imposición de las manos,

participen de su sagrada misión.

Ellos renuevan en nombre de Cristo el sacrificio de la redención,

y preparan a tus hijos el banquete pascual,

donde el pueblo santo se reúne en tu amor,

se alimenta con tu palabra y se fortalece con tas sacramentos,

Tus sacerdotes, Señor, al entregar su vida por ti

y por la salvación de los hermanos,

van configurándose a Cristo,

y así dan testimonio constante de fidelidad y amor.

Por eso, nosotros, Señor,

con los ángeles y los santos cantamos tu gloria diciendo:

 

PLEGARIA EUCARÍSTICA III

 
El sacerdote, con las manos extendidas, dice:  
CP: SANTO eres en verdad, Padre, y con razón te alaban todas tus criaturas, ya que por Jesucristo, tu Hijo, Señor nuestro, con la fuerza del Espíritu Santo, das vida y santificas todo, y congregas a tu pueblo sin cesar, para que ofrezca en tu honor un sacrificio sin mancha desde donde sale el sol hasta el ocaso.
 
CP: Por eso, Padre, te suplicamos que santifiques por el mismo Espíritu estos dones que hemos separado para ti, de manera que sean Cuerpo  y Sangre de Jesucristo, Hijo tuyo y Señor nuestro, que nos mandó celebrar estos misterios.
 
El relato de la institución de la Eucaristía debe darse de forma clara y audible, como lo exige su naturaleza.
CP: Porque el mismo, la noche en que iba a ser entregado,

Toma el pan y, manteniéndolo un poco elevado sobre el altar, continúa:
tomó pan, y dando gracias te bendijo, lo partió y lo dio a sus discípulos.


Muestra al pueblo la hostia consagrada, la coloca en la patena y hace una genuflexión en adoración.
 
El sacerdote prosigue:

CP:  Del mismo modo, acabada la cena, tomó el cáliz,

Toma el cáliz en sus manos y, manteniéndolo ligeramente elevado sobre el altar, continúa:
y, dándote gracias de nuevo, lo pasó a sus discípulos.


Muestra el cáliz al pueblo, la coloca sobre su cuerpo y hace una genuflexión en adoración.
 
El sacerdote prosigue:

CP: Éste es el Sacramento de nuestra fe.

R/. Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección. ¡Ven , Señor Jesús!

 
Después, el sacerdote, con las manos extendidas dice:
CP: Así, pues, Padre, al celebrar ahora el memorial de la pasión salvadora de tu Hijo, de su admirable resurrección, y ascensión al cielo, mientras esperamos su venida gloriosa, te ofrecemos, en esta acción de gracias, el sacrificio vivo y santo.
 
Dirige tu mirada sobre la ofrenda de tu Iglesia, y reconoce en ella la Víctima por cuya inmolación quisiste devolvernos tu amistad, para que, fortalecidos con el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo y llenos de su Espíritu Santo, formemos en Cristo un solo cuerpo y un solo espíritu.
 
1C: Que él nos transforme en ofrenda permanente, para que gocemos de tu heredad junto con tus elegidos: con Maria, la Virgen, Madre de Dios, los apóstoles y los mártires, y todos los santos, por cuya intercesión confiamos obtener siempre tu ayuda.
 
2C: Te pedimos, Padre, que esta Víctima de reconciliación traiga la paz y la salvación al mundo entero. Confirma en la fe y en la caridad a tu Iglesia, peregrina en la tierra: a tu servidor, el Papa Clemente III, conmigo, indigno siervo tuyo, al orden episcopal, a los presbíteros y diáconos, y a todo el pueblo redimido por ti.
 
Atiende los deseos y súplicas de esta familia que has congregado en tu presencia. Reúne en torno a ti, Padre misericordioso, a todos tus hijos dispersos por el mundo.


A nuestros hermanos difuntos, y a cuantos murieron en tu amistad, recíbelos en tu Reino, donde esperamos gozar todos juntos de la plenitud eterna de tu gloria, por Cristo Señor nuestro, por quien concedes al mundo todos los bienes.
 
Toma la patena con el pan consagrado y el cáliz y, sosteniéndolos elevados, dice:
CP: Por Cristo, con él y en él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos.

El pueblo aclama:
R/. Amén.


RITO DE COMUNIÓN


Una vez depositados el cáliz y la patena sobre el altar, el sacerdote, con las manos juntas, dice:

Llenos de alegría por ser hijos de Dios, digamos confiadamente la oración que Cristo nos enseñó:

Extiende las manos y, junto con el pueblo, continúa:

Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.


Solo el sacerdote, con las manos extendidas, prosigue diciendo:

Líbranos de todos los males, Señor, y concédenos la paz en nuestros días, para que, ayudados por tu misericordia, vivamos siempre libres de pecado y protegidos de toda perturbación, mientras esperamos la gloriosa venida de nuestro Salvador Jesucristo.

R/. Tuyo es el reino, tuyo el poder y la gloria, por siempre, Señor.  


Solo el sacerdote, con las manos extendidas, prosigue diciendo:

Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles: «La paz les dejo, mi paz les doy», no tengas en cuenta nuestros pecados, sino la fe de tu Iglesia y, conforme a tu palabra, concédele la paz y la unidad. 

Junta las manos. 

Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.

R/. Amén. 


El sacerdote, vuelto hacia el pueblo, extendiendo y juntando las manos, añade: 

La paz del Señor esté siempre con ustedes.

R/. Y con tu espíritu. 

Luego, si se juzga oportuno, el diácono, o el sacerdote, añade: 

Dense fraternalmente la paz.

El sacerdote hace genuflexión, toma el pan consagrado y, sosteniéndolo un poco elevado sobre la patena o sobre el cáliz, de cara al pueblo, dice con voz clara:

Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Dichosos los invitados a la cena del Señor.

R/. Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para sanarme.

V/. El Cuerpo y La Sangre de Cristo nos guarde para la vida eterna.

R/. Amén.


ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Luego, de pie en el altar o en la sede, el sacerdote, vuelto hacia el pueblo, con las manos juntas, dice:

Oremos.

Y todos, junto con el sacerdote, oran en silencio durante unos momentos, a no ser que este silencio ya se haya hecho antes. Después el sacerdote, con las manos extendidas, dice la oración después de la Comunión:

Te pedimos, Señor, que el sacrificio santo que te hemos ofrecido y recibido  en comunion llene de vida a tus fieles, para que, unidos a ti por un amo constante, puedan servir dignamente a tu majestad. Por Jesucristo, nuestro Señor.

R/. Amén.


RITO DE CONCLUSIÓN

BENDICIÓN

Después tiene lugar la despedida, el celebrante recibe la mitra y, extendiendo las manos, dice:  

El Señor esté con ustedes.

R/. Y con tu espíritu. 

El celebrante dice:

Bendito sea el nombre del Señor.

R/. Ahora y por todos los siglos.

V/. Nuestro auxilio es el nombre del Señor.

R/. Que hizo el cielo y la tierra.


Entonces el celebrante, habiendo recibido el báculo, si lo usa, dice:

V/. La bendición de Dios todopoderoso, Padre , Hijo , y Espíritu  Santo, descienda sobre ustedes.

R/. Amén.

Luego el diácono, o el mismo sacerdote, con las manos juntas, vuelto hacia el pueblo, dice:

La alegría del Señor sea nuestra fuerza. Pueden ir en paz.

R/. Demos gracias a Dios.


Después el sacerdote venera el altar con un beso, como al comienzo. Seguidamente, hecha una inclinación profunda con los ministros, se retira.

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