Libreto Litúrgico | Presentación del Obispo Auxiliar

 


PRESENTACIÓN DEL OBISPO AUXILIAR
MONS. SERGIO GÓMEZ

PRESIDE SU EMINENCIA
ROBERTO DELGADO
ARZOBISPO METROPOLITANO

CATEDRAL BASÍLICA DE LA ASUNCIÓN DE MARÍA SANTÍSIMA
XII.I.MMXXV

El Arzobispo junto con el Obispo Auxiliar se reúnen en la entrada de la iglesia con vestimenta coral y los dos besan la cruz, El Obispo Auxiliar pasando por la nave principal rocía con agua bendita al pueblo, terminando entra a la capilla del santísimo y lo adora por un momento.

Terminando la adoración los Obispos y los demás concelebrantes se dirigen a la sacristía y se revisten.

La celebración inicia con el Arzobispo Metropolitano.

RITOS INICIALES

Una vez reunido el pueblo, el Obispo se dirige al altar con los ministros durante el canto de entrada.

CANTO DE ENTRADA
(Venimos hoy a tu altar)

Venimos hoy a tu altar
A cantarte señor
Pues tú eres la alegría
De nuestro corazón.

Venimos hoy a tu altar
A cantarte señor
Pues tú eres la alegría
De nuestro corazón

Tú hiciste los cielos
Los llenas de estrellas de luz y calor
Tú pintaste la aurora
Hiciste las nubes
Las puestas del sol. ℟.

Cuando llega al altar, se inclina profundamente con los ministros, besa el altar en señal de veneración e inciensa la cruz y el altar. A continuación, se dirige con los ministros a las sillas.

El obispo, vuelto al pueblo, dice:
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. 

Todos responden:
℟.: Amén.

A continuación, el Obispo abre los brazos y saluda a la gente:
La paz esté con ustedes.

El pueblo responde:
Y con tu espíritu.

ACTO PENITENCIAL

El Obispo invita a los fieles al acto penitencial diciendo:
Al comenzar esta celebración eucarística, pidamos a Dios que nos conceda la conversión de nuestros corazones; así obtendremos la reconciliación y se acrecentará nuestra comunión con Dios y con nuestros hermanos.

Pausa de silencio.

todos dicen en común la fórmula de la confesión general: 
Yo confieso ante Dios todopoderoso y ante ustedes, hermanos, que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión.  
Y, golpeándose el pecho, dicen:
Por mi culpa, por mi culpa, por mí gran culpa. 
Luego, prosiguen:
Por eso ruego a santa María, siempre Virgen, a los ángeles, a los santos y a ustedes, hermanos, que intercedan por mí ante Dios, nuestro Señor. 

Sigue la absolución del Obispo: 
Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna. 

El pueblo responde:
Amén. 

SEÑOR, TEN PIEDAD
(Misa Mariachi)

SEÑOR TEN PIEDAD DE NOSOTROS
SEÑOR TEN PIEDAD DE NOSOTROS

CRISTO TEN PIEDAD DE NOSOTROS
CRISTO TEN PIEDAD DE NOSOTROS

SEÑOR TEN PIEDAD DE NOSOTROS
SEÑOR TEN PIEDAD DE NOSOTROS


LECTURA DE LAS LETRAS APOSTÓLICAS

Después Mons. Diego o el Vicario General dan lectura a la bula de nombramiento desde el ambón y todos escuchan sentados.



IOANNES PAVLVS, EPISCOPVS
SERVVS SERVORVM DEI,

A mi amado hijo Sac. Sergio Gómez, nombrado Obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Guadalajara, salud y bendición apostólica.

Nosotros, como Patriarca de la Iglesia en Minecraft, estamos hechos con el sagrado deber de velar por las almas y guiar sus pasos, para el mejor cuidado de los fieles contamos con la colaboración de los hermanos pastores constituidos, para que junto a nosotros, ayuden. nosotros cuidamos de todos.

En nuestro proyecto debemos buscar la oveja descarriada y herida, siguiendo el ejemplo de Cristo, Buen y Eterno Pastor (cf. Lc 15,3-7).

Nos ha sido grato, después de haber oído a nuestros venerados hermanos, NOMBRARTE, querido hijo Sac. Sergio Gómez, Obispo Titular de Thuburnica y auxiliar de la Arquidiócesis de Guadalajara.

Puedes recibir la sagrada orden episcopal de cualquier obispo católico fuera de los muros de Roma, observando las normas litúrgicas y el derecho canónico.

Te recomendamos, excelentísimo hijo, que cuides con amor de pastor las ovejas que han sido puestas a tu cuidado.

Me despido invocando abundantes bendiciones para todos vosotros, bajo la intercesión de la Inmaculada Concepción.

Dado en Roma, junto a San Pedro, el 27 de noviembre de 2024, primero de mi Pontificado.


Ioannes Pavlvs Pp. VI
Pontifex Maximvs


Todos aclaman: 
Te damos gracias, Señor.

El Arzobispo dirige unas palabras hacia el Obispo  Auxiliar.

El Arzobispo entrega el Báculo pastoral al Obispo Auxiliar y lo invita a proseguir con la celebración con el himno del Gloria.


GLORIA
(Misa Mariachi)

GLORIA AL SEÑOR
QUE REINA EN EL CIELO
Y EN LA TIERRA PAZ
A LOS HOMBRES QUE AMA EL SEÑOR.

SEÑOR TE ALABAMOS,
SEÑOR TE BENDECIMOS,
TODOS TE ADORAMOS,
GRACIAS POR TU GLORIA. ℟.

TU ERES EL CORDERO,
QUE QUITAS EL PECADO.
TEN PIEDAD DE NOSOTROS, 
Y ESCUCHA NUESTRA ORACIÓN. ℟.

TU SOLO ERES SANTO,
TU SOLO EL ALTÍSIMO,
CON EL ESPÍRITU SANTO,
EN LA GLORIA DE DIOS PADRE. ℟.

AMÉN.

ORACIÓN COLECTA

Terminado el himno, el Obispo, con las manos juntas, dice:
Oremos.
Luego el Obispo, con los brazos abiertos, dice la oración colecta:
Después el sacerdote, con las manos extendidas, dice la oración colecta:
Dios todopoderoso y eterno, que en el bautismo de Cristo, en el Jordán, al enviar sobre él tu Espíritu Santo, quisiste revelar solemnemente a tu Hijo amado, concede a tus hijos de adopción, renacidos del agua y del Espíritu Santo, perseverar siempre en tu benevolencia. 
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

El pueblo aclama:
Amén.

LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA
(Is 42, 1-4. 6-7)
 
Lectura del libro de Isaías:

Esto dice el Señor:
“Miren a mi siervo, a quien sostengo,
a mi elegido, en quien tengo mis complacencias.
En él he puesto mi espíritu
para que haga brillar la justicia sobre las naciones.
No gritará, no clamará, no hará oír su voz por las calles;
no romperá la caña resquebrajada,
ni apagará la mecha que aún humea.
Promoverá con firmeza la justicia,
no titubeará ni se doblegará
hasta haber establecido el derecho sobre la tierra
y hasta que las islas escuchen su enseñanza.
Yo, el Señor,
fiel a mi designio de salvación,
te llamé, te tomé de la mano, te he formado
y te he constituido alianza de un pueblo,
luz de las naciones,
para que abras los ojos de los ciegos,
saques a los cautivos de la prisión
y de la mazmorra a los que habitan en tinieblas”.

Al final de la lectura, el lector aclama:
Palabra de Dios. 

Todos responden:
Te alabamos, Señor.


SALMO RESPONSORIAL
(Sal 28)
 
℟. Te alabamos, Señor.

Hijos de Dios, glorifiquen al Señor,
denle la gloria que merece.
Postrados en su templo santo,
alabemos al Señor. ℟.

La voz del Señor se deja oír
sobre las aguas torrenciales.
La voz del Señor es poderosa,
la voz del Señor es imponente. ℟.

El Dios de majestad hizo sonar
el trueno de su voz.
El Señor se manifestó sobre las aguas
desde su trono eterno. ℟.


SEGUNDA LECTURA
(Hch 10, 34-38)
 
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles:

En aquellos días, Pedro se dirigió a Cornelio y a los que estaban en su casa, con estas palabras: “Ahora caigo en la cuenta de que Dios no hace distinción de personas, sino que acepta al que lo teme y practica la justicia, sea de la nación que fuere. Él envió su palabra a los hijos de Israel, para anunciarles la paz por medio de Jesucristo, Señor de todos.
Ya saben ustedes lo sucedido en toda Judea, que tuvo principio en Galilea, después del bautismo predicado por Juan: cómo Dios ungió con el poder del Espíritu Santo a Jesús de Nazaret, y cómo éste pasó haciendo el bien, sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él”.

Al final de la lectura, el lector aclama:
Palabra de Dios. 

Todos responden:
Te alabamos, Señor.


ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO

 
ALELUIA, ALELUIA, ALELUIA!
ALELUIA, ALELUIA, ALELUIA!
 
SE ABRIÓ EL CIELO Y RESONÓ LA VOZ DEL PADRE, QUE DECÍA:
“ÉSTE ES MI HIJO AMADO; ESCÚCHENLO”.
 
ALELUIA, ALELUIA, ALELUIA!
ALELUIA, ALELUIA, ALELUIA!

Mientras tanto, el sacerdote, cuando se utiliza incienso, lo coloca en el incensario. El diácono, que proclamará el Evangelio, inclinándose profundamente ante el sacerdote, pide en voz baja la bendición:
Padre, dame tu bendición.

El sacerdote dice en voz baja:
El Señor esté en tu corazón y en tus labios, para que anuncies dignamente su Evangelio; en el nombre del Padre, y del Hijo  y del Espíritu Santo.

El diácono hace la señal de la cruz y responde:
Amén.


EVANGELIO
(Lc 3, 15-16. 21-22)


Después el diácono (o el sacerdote) va al ambón, y dice:
El Señor esté con ustedes.

El pueblo responde:
Y con tu espíritu.

El diácono (o el sacerdote), dice:
 Lectura del santo Evangelio según san Mateo.
y, mientras tanto, hace la señal de la cruz sobre el libro y luego sobre sí mismo, en la frente, la boca y el pecho.

El pueblo responde:
Gloria a ti, Señor.
 
Luego el diácono o el sacerdote, si procede, inciensa el libro y proclama el Evangelio.

En aquel tiempo, como el pueblo estaba en expectación y todos pensaban que quizá Juan el Bautista era el Mesías, Juan los sacó de dudas, diciéndoles: “Es cierto que yo bautizo con agua, pero ya viene otro más poderoso que yo, a quien no merezco desatarle las correas de sus sandalias. Él los bautizará con el Espíritu Santo y con fuego”.
Sucedió que entre la gente que se bautizaba, también Jesús fue bautizado. Mientras éste oraba, se abrió el cielo y el Espíritu Santo bajó sobre él en forma sensible, como de una paloma, y del cielo llegó una voz que decía: “Tú eres mi Hijo, el predilecto; en ti me complazco”.

Cuando termina el Evangelio, el diácono aclama:
Palabra del Señor.

El pueblo responde:
Gloria a ti, Señor.

Luego lleva el libro al Obispo, que lo besa en silencio y bendice al pueblo.

Luego, el Sacerdote hace la homilía


CREDO
(Símbolo Niceno-constantinopolitano)
 
Creo en un solo Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajó del cielo, 
En las palabras que siguen, hasta se hizo hombre, todos se inclinan.
y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pílato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reíno no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un solo bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro. Amén.


ORACIÓN DE LOS FIELES

El sacerdote invita a los fieles a orar:
Oremos hermanos y hermanas a Dios Padre, que ha enviado a Jesús, su Hijo Predilecto, para salvarnos y digámosle:
℟.: Escucha Padre, nuestra oración.

1. Por la Iglesia, para que, al escuchar a Jesús, el Cristo, siga sus huellas, y anuncie sin desfallecer el Evangelio de la vida y la esperanza a todos los hombres. Oremos.   ℟.

2. Por los gobernantes de las naciones, para que trabajen por la restauración de la paz, dejando de lado el odio, los deseos de venganza y de indiferencia. Oremos. ℟.

3. Por todas las personas que, habiendo recibido el bautismo, viven alejados de Dios y de su Iglesia, para que nuestra oración y testimonio de fraternidad, les llame de volver a nuestra comunidad de hermanos. Oremos. ℟.

4. Por las pequeñas comunidades y grupos apostólicos de nuestras parroquias, para que cada uno de sus miembros, recordando su propio bautismo, sigan con perseverancia y constancia a Cristo el Señor. Oremos. ℟.

5. Por esta comunidad aquí reunida, para que celebrando el bautismo del Señor, escuchemos siempre su mensaje y seamos partícipes del plan de salvación. Oremos. ℟.
 
Atiende, Padre de bondad, las súplicas que te dirigimos confiando en tu misericordia, y haz que te busquemos a Ti, fuente del amor. Por Jesucristo, nuestro Señor.
℟. Amén.


LITURGIA EUCARISTÍCA

CANTO DE OFERTORIO
(Te ofrecemos, Padre Nuestro)

Te ofrecemos, Padre nuestro
con el vino y con el pan
nuestras penas y alegrías,
el trabajo y nuestro afán.

Como el trigo de los campos
bajo el signo de la cruz,
se transformen nuestras vidas
en el Cuerpo de Jesús. ℟.

A los pobres de la Tierra
a los que sufriendo están,
cambia su dolor en vino
como la uva en lagar. ℟.

Estos dones son el signo
del esfuerzo de unidad,
que los hombres realizamos
en el campo y la ciudad. ℟.

Inciensa las ofrendas, la cruz y el altar. A continuación, el diácono inciensa al Obispo y al pueblo.

A continuación, el Obispo, de pie junto al altar, se lava las manos, orando en silencio.

Después, de pie en medio del altar y de cara al pueblo, el Obispo extiende y junta las manos y dice:
Oren, hermanos, para que, trayendo al altar los gozos y las fatigas de cada día, nos dispongamos a ofrecer el sacrificio agradable a Dios, Padre todopoderoso.

El pueblo se levanta y responde:
El Señor reciba de tus manos este sacrificio, para alabanza y gloria de su nombre, para nuestro bien y el de toda su santa Iglesia


ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Luego el Obispo, con las manos extendidas, dice la oración sobre las ofrendas: 
Recibe, Señor, los dones en este día en que manifestaste a tu Hijo predilecto, y haz que esta ofrenda de tu pueblo se convierta en el sacrificio de aquel que quiso borrar los pecados del mundo. Por Jesucristo, nuestro Señor.

El pueblo aclama:
Amén.
 
PREFACIO
El Bautismo del Señor
 
El sacerdote comienza la plegaria eucarística con el prefacio. Dice:
El Señor esté con ustedes.
℟. Y con tu espíritu.

El sacerdote prosigue:
Levantemos el corazón.
℟. Lo tenemos levantado hacia el Señor.

El sacerdote añade:
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
℟. Es justo y necesario.

El sacerdote prosigue el prefacio.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno. 
Porque estableciste un nuevo bautismo con señales admirables en el Jordán, para que mediante la voz venida del cielo, se creyera que tu Verbo habitaba entre los hombres; y, por el Espíritu que descendió en forma de paloma, fuese reconocido Cristo, tu Siervo, ungido con óleo de alegría, y enviado a evangelizar a los pobres. 
Por eso, con las virtudes del cielo te aclamamos continuamente en la tierra alabando tu gloria sin cesar:


SANTO
(Misa Mariachi)

SANTO ES EL SEÑOR
DIOS CREADOR, DEL UNIVERSO ENTERO
Y LLENOS ESTÁN DE SU BONDAD
EL MAR, LA TIERRA, EL CIELO.

HOSANNA, HOSANNA, HOSANNA EN CIELO
BENDITO EL QUE VIENE,
EN EL NOMBRE DEL SEÑOR.

SANTO ES EL SEÑOR
DIOS CREADOR, DEL UNIVERSO ENTERO
Y LLENOS ESTÁN DE SU BONDAD
EL MAR, LA TIERRA, EL CIELO.


PLEGARIA EUCARÍSTICA III
 
El sacerdote, con las manos extendidas, dice:
SANTO eres en verdad, Padre, y con razón te alaban todas tus creaturas, ya que por Jesucristo, tu Hijo, Señor nuestro, con la fuerza del Espíritu Santo, das vida y santificas todo, y congregas a tu pueblo sin cesar, para que ofrezca en tu honor un sacrificio sin mancha desde donde sale el sol hasta el ocaso.
 
Por eso, Padre, te suplicamos que santifiques por el mismo Espíritu estos dones que hemos separado para ti, de manera que se conviertan en Cuerpo  y Sangre de Jesucristo, Hijo tuyo y Señor nuestro, que nos mandó celebrar estos misterios.
 
Porque el mismo, la noche en que iba a ser entregado,

Toma el pan y, manteniéndolo un poco elevado sobre el altar, continúa:
tomó pan, y dando gracias te bendijo, lo partió y lo dio a sus discípulos.

Muestra al pueblo la hostia consagrada, la coloca en la patena y hace una genuflexión en adoración.
 
El sacerdote prosigue:
Del mismo modo, acabada la cena, tomó el cáliz,

Toma el cáliz en sus manos y, manteniéndolo ligeramente elevado sobre el altar, continúa:
y, dándote gracias de nuevo, lo pasó a sus discípulos.

Muestra el cáliz al pueblo, la coloca sobre su cuerpo y hace una genuflexión en adoración.
 
El sacerdote prosigue:
Este es el Sacramento de Nuestra fe.
℟. Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección, ven Señor Jesús.
 
Después, el sacerdote, con las manos extendidas dice:
Así, pues, Padre, al celebrar ahora el memorial de la pasión salvadora de tu Hijo, de su admirable resurrección, y ascensión al cielo, mientras esperamos su venida gloriosa, te ofrecemos, en esta acción de gracias, el sacrificio vivo y santo.
 
Dirige tu mirada sobre la ofrenda de tu Iglesia, y reconoce en ella la Víctima por cuya inmolación quisiste devolvernos tu amistad, para que, fortalecidos con el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo y llenos de su Espíritu Santo, formemos en Cristo un solo cuerpo y un solo espíritu.
 
1C: Que él nos transforme en ofrenda permanente, para que gocemos de tu heredad junto con tus elegidos: con María, la Virgen, Madre de Dios, los apóstoles y los mártires, y todos los santos, por cuya intercesión confiamos obtener siempre tu ayuda.
 
2C: Te pedimos, Padre, que esta Víctima de reconciliación traiga la paz y la salvación al mundo entero. Confirma en la fe y en la caridad a tu Iglesia, peregrina en la tierra: a tu servidor, el Papa Clemente, a nuestros Obispos Roberto y Sergio, al orden episcopal, a los presbíteros y diáconos, y a todo el pueblo redimido por ti.
 
Atiende los deseos y súplicas de esta familia que has congregado en tu presencia. Reúne en torno a ti, Padre misericordioso, a todos tus hijos dispersos por el mundo.

A nuestros hermanos difuntos, y a cuantos murieron en tu amistad, recíbelos en tu Reino, donde esperamos gozar todos juntos de la plenitud eterna de tu gloria, por Cristo Señor nuestro, por quien concedes al mundo todos los bienes.
 
Toma la patena con el pan consagrado y el cáliz y, sosteniéndolos elevados, dice:
Por Cristo, con él y en él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos.

El pueblo aclama:
℟. Amén.

RITO DE COMUNIÓN
 
Una vez que ha dejado el cáliz y la patena, el sacerdote, con las manos juntas, dice:
Fieles a la recomendación del Salvador y siguiendo su divina enseñanza, nos atrevemos a decir.

Junto con el pueblo, continúa:
Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal

El sacerdote prosigue él solo:
Líbranos de todos los males, Señor, y concédenos la paz en nuestros días, para que, ayudados por tu misericordia, vivamos siempre libres de pecado y protegidos de toda perturbación, mientras esperamos la gloriosa venida de nuestro Salvador Jesucristo.
El pueblo concluye la oración, aclamando:
℟.
 Tuyo es el reino, tuyo el poder y la gloria, por siempre, Señor.

Después el sacerdote dice en voz alta:
Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles: "La paz les dejo, mi paz les doy", no tengas en cuenta nuestros pecados, sino la fe de tu Iglesia y, conforme a tu palabra, concédele la paz y la unidad.
El sacerdote junta sus manos y concluye:
Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
℟. Amén.

El sacerdote añade:
La paz del Señor esté siempre con ustedes
℟. Y con tu espíritu.

Luego, si se juzga oportuno, el diácono, o el sacerdote, añade: 
Como hijos de Dios, intercambien ahora un signo de comunión fraterna.


CORDERO DE DIOS
(Misa Mariachi)

CORDERO DE DIOS QUE QUITAS, EL PECADO DEL MUNDO,
TEN PIEDAD DE NOSOTROS,
TEN PIEDAD DE NOSOTROS.

CORDERO DE DIOS QUE QUITAS, EL PECADO DEL MUNDO,
TEN PIEDAD DE NOSOTROS,
TEN PIEDAD DE NOSOTROS.

CORDERO DE DIOS QUE QUITAS, EL PECADO DEL MUNDO,
DANOS LA PAZ, DANOS LA PAZ, 
DANOS DANOS, DANOS LA PAZ,
DANOS DANOS, DANOS LA PAZ.

 
El sacerdote hace genuflexión, toma el pan consagrado y, sosteniéndolo un poco elevado sobre la patena, lo muestra al pueblo, diciendo:
Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Dichosos los invitados a la cena del Señor.
℟.: Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para sanarme.

CANTO DE COMUNIÓN
(Misión)

Qué hermosos en los montes /y en las colinas/: 
los pies del mensajero /que va de prisa/. 
Lleva dentro la tienda para su abrigo, 
el secreto del Reino y la faz de Cristo.

Donde quieras que vayas /estoy contigo/. 
Levántate, no temas, /que yo te envío/. 

Yo no tengo palabras, /yo soy un niño/. 
Tu verdad me hace libre /pero no atino/ 
a decir tus secretos ni tus caminos, 
ni a revelar tu rostro mientras te sigo. 

Donde quieras que vayas /estoy contigo/. 
Levántate, no temas, /que yo te envío/. 

Tú pusiste en mis manos /grano y vacío/, 
herramienta y fatiga, /pan y vasija/.
Tú pusiste la lluvia y el sol fecundo
y la cuenta infinita de tus gavillas.

Donde quieras que vayas /estoy contigo/. 
Levántate, no temas, /que yo te envío/. 

Siempre estoy comenzando /nueva tarea/, 
porque Tú me acompañas y /Tú me guías/,
porque Tú me lo mandas para que sea 
un grano de palabra de vida eterna.

Donde quieras que vayas /estoy contigo/. 
Levántate, no temas, /que yo te envío/.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Luego, de pie en el altar o en la sede, el sacerdote, vuelto hacia el pueblo, con las manos juntas, dice:
Oremos.
Después el sacerdote, con las manos extendidas, dice la oración después de la Comunión:
Señor, alimentados con estos dones sagrados, imploramos de tu bondad, que, escuchando fielmente a tu Unigénito, de verdad nos llamemos y seamos hijos tuyos. Por Jesucristo, nuestro Señor.

El pueblo responde:
Amén.

RITO DE CONCLUSIÓN

BENDICIÓN FINAL
 
El sacerdote extiende las manos hacia el pueblo y dice
El Señor esté con ustedes.
℟. Y con tu espíritu.

El sacerdote bendice al pueblo, diciendo:
Y la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo  y Espíritu Santo, descienda sobre ustedes y permanezca para siempre.
℟. Amén.
 
Luego el diácono, o el sacerdote, despide al pueblo con una de las fórmulas siguientes:
La alegría del Señor sea nuestra fuerza, podemos ir en paz.
℟. Demos gracias a Dios.


ANTÍFONA MARIANA
(Alma Redemptoris Mater)

ALMA REDEMPTORIS MATER
QUAE PERVIA CAELI PORTA MANES ET STELLA MARIS
SUCCURRE CADENTI SURGERE QUI CURAT POPULO
TU QUAE GENUISTI NATURA MIRANTE
TUUM SANCTUM GENITOREM
VIRGO PRIUS AC POSTERIUS
GABRIELIS AB ORE SUMENS ILLUD AVE
PECCATORUM MISERERE

CANTO DE SALIDA
(Himno a San José)

Hoy a tus pies ponemos nuestra vida
Hoy a tus pies, ¡Glorioso San José!
Escucha nuestra oración y por tu intercesión
Obtendremos la paz del corazón.

En Nazaret junto a la Virgen Santa
En Nazaret, ¡Glorioso San José!
Cuidaste al niño Jesús pues por tu gran virtud
Fuiste digno custodio de la luz.

Con sencillez humilde carpintero
Con sencillez, ¡Glorioso San José!
Hiciste bien tu labor obrero del Señor
Ofreciendo trabajo y oración.

Tuviste Fe en Dios y su promesa
Tuviste Fe, ¡Glorioso San José!
Maestro de oración alcánzanos el don
De escuchar y seguir la voz de Dios.

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