Libreto Litúrgico | Entrega de título de Monseñor

 

LIBRETO LITÚRGICO
ENTREGA DE TÍTULO DE MONSEÑOR

CATEDRAL BASÍLICA METROPOLITANA DE LA ASUNCIÓN DE MARÍA SANTÍSIMA
XIX.VII.MMXXV

La entrega del título honorífico de monseñor puede celebrarse durante la Misa, después de la homilía y el Credo, o fuera de ella. Esta decisión es de quien confiere el título.

Cabe recordar que solo el Santo Padre puede nombrar a un sacerdote como monseñor.

Después de que el Santo Padre designe al sacerdote, su obispo o el delegado pontifício debe conferirle el título honorífico.

CANTO DE ENTRADA

El Obispo inicia en rito desde la cátedra, diciendo:
Pres.: En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
℟.: Amén

Pres.: La paz esté con ustedes.
℟.: Y con tu espíritu.

ORACIÓN INTRODUCTORIA

Terminando el saludo, el Obispo dice:
Pres.: Oremos
Y todos oran el silencio, por algun momento.
Pres.: Señor Dios nuestro, que por la efusión del Espíritu Santo, continúes derramando tus gracias sobre estos siervos tuyos, que están al frente de su ministerio sacerdotal para la constante edificación de tu Santa Iglesia y tu santo sacrificio. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo, en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.
℟.: Amén

LITURGIA DE LA PALABRA

Un ministro designado se dirige al ambón y proclama el evangelio.

℣.: El Señor esté con ustedes.
℟.: Y con tu espíritu.
 Lectura del santo Evangelio según san Juan.
℟.: Gloria a ti, Señor.

Habiéndose aparecido Jesús a sus discípulos, después de comer, dijo a Simón Pedro: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que estos?»
El le respondió: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero.»
Jesús le dijo: «Apacienta mis corderos.»
Le volvió a decir por segunda vez: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas?»
El le respondió: «Sí, Señor, sabes que te quiero.»
Jesús le dijo: «Apacienta mis ovejas.»
Le preguntó por tercera vez: «Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?»
Pedro se entristeció de que por tercera vez le preguntara si lo quería, y le dijo: «Señor, tú lo sabes todo; sabes que te quiero.»
Jesús le dijo: «Apacienta mis ovejas.»

℣.:  Palabra del Señor.
℟.:  Gloria a ti, Señor Jesús.

REFLEXIÓN

El Obispo hace una reflexión sobre el evangelio y sobre el rito de condecoración.

RENOVACIÓN DE LAS PROMESAS SACERDOTALES Y IMPOSICIÓN DEL BIRRETE

Después de la reflexión, se renuevan las promesas sacerdotales de los sacerdotes condecorados.

Pres.: Reverendísimos Padres, la Santa Iglesia les confía y les afirma la continuidad de la misión que prometieron e iniciaron al ser ordenados sacerdotes.

Pres.: ¿Prometen continuar sirviendo a la Santa Iglesia en el ejercicio de su misión?
Condecorados: Sí, lo prometo.

Pres.: ¿Prometen lealtad y obediencia a su Obispo y a sus sucesores?
Condecorados: Sí, lo prometo.

Pres.: ¿Prometen permanecer firmes en su misión sacerdotal, liderando este ministerio, contribuyendo a la difusión de la palabra de Dios y celebrando el santo sacrificio?
Condecorados: Sí, lo prometo.

El Obispo concluye diciendo:
Pres.: Que Dios mismo lleve a término esta obra buena que en ustedes ha comenzado.
℟.Amén.

El obispo, sosteniendo el birrete de monseñor, la coloca sobre el sacerdote condecorado, diciendo:
Pres.: Recibe el símbolo de reconocimiento de tu celo sacerdotal, consolidando así tu fe en Cristo, la piedra angular.

El condecorado regresa a su lugar, y el obispo concluye:
Pres.: Señor Dios nuestro, que mediante la efusión del Espíritu Santo, continúes derramando tus gracias sobre estos siervos tuyos, en el ejercicio de sus ministerios sacerdotales, para la constante edificación de tu Santa Iglesia y tu santo sacrificio. Por Cristo nuestro Señor.
℟.Amén.

LECTURA DE LA BULA APOSTÓLICA

Un presbítero o diácono designado, realiza la lectura de la bula de condecoración.


BENEDICTUS EPISCOPUS
SERVUS SERVORUM DEI

dilectis filiis, Ioannes Gomecius et Salvator Alfredus,
salutem et Apostolicam Benedictionem.

La perenne alianza de Cristo con su Iglesia se refleja en el ministerio sacerdotal, signo del amor eterno de Dios por su pueblo (cf. Ef 5,24-25). Tal alianza se vive cotidianamente a través de la entrega celosa de presbíteros que, configurados con Cristo Sacerdote, actúan como pastores, maestros de la fe y servidores del altar. Reconociendo el valor de este ministerio y los méritos de aquellos que, con fidelidad y amor, dedican sus vidas a la edificación del Reino de Dios, la Sede Apostólica confiere títulos honoríficos como signo de aprecio y estímulo al servicio constante.

De acuerdo con el Motu Proprio Ordine ad Presbyteros, promulgado por el Papa Juan, nuestro predecesor, reiteramos que dichas dignidades no son títulos de prestigio mundano, sino signos visibles de comunión eclesial y de estímulo para el impulso evangelizador. Los títulos honoríficos, como reflejo del servicio eclesial, son medios para animar la renovación misionera del clero, a fin de que éste ejerza su apostolado con ardor y humildad.

De este modo, tras la solicitud de nuestro venerable hermano Sergio Gómez, arzobispo de la Iglesia de Guadalajara, en México, y habiendo examinado las razones, cualidades y aptitudes presentadas, conferimos la dignidad de Prelados de Honor de SSantidad a los presbíteros John Gómez y Salvador Alfredo, ambos incardinados en la Arquidiócesis Metropolitana de Guadalajara, en México, reconociendo su entrega y sus servicios prestados a la Iglesia, también en la Curia Romana o en la Nunciatura Apostólica.

Asimismo, disponemos que quienes reciben esta dignidad están autorizados únicamente a usar las vestiduras eclesiásticas apropiadas a su nueva condición, conforme a lo dispuesto en el citado Motu Proprio Ordine ad Presbyteros, a las normas litúrgicas y a las buenas costumbres, a partir de la entrega de las insignias. Esta entrega deberá realizarse “en una celebración, sea Eucarística, sea de la Palabra o de la Liturgia de las Horas, presidida por el Delegado Pontificio o por el Obispo Diocesano, inmediatamente después de la homilía. Para tal ocasión, se lee la condecoración enviada por el Santo Padre y el presidente entrega en manos de los monseñores sus birretes sin pronunciar palabra; entonces, los monseñores se los colocan en la cabeza y saludan al presidente. Luego, se prosigue el rito como de costumbre” (n.º 8).

Además, reiteramos con vehemencia que este título, de carácter honorífico, no modifica la misión fundamental del sacerdote, que permanece dedicada a la predicación del Evangelio, a la celebración de los sacramentos y al servicio de la comunidad cristiana. Por ello, exhortamos a los presbíteros así honrados a seguir ejerciendo su ministerio con humildad y espíritu de servicio, recordando que todo honor en la Iglesia debe estar orientado a la mayor gloria de Dios y a la edificación de su pueblo.

Finalmente, suplicamos que la Santísima Virgen María, Madre de la Iglesia, acompañe a estos presbíteros en su misión y los inspire a seguir el ejemplo del Sumo y Eterno Sacerdote, Jesucristo.

Datum Romae, apud Sanctum Petrum, die XV mensis VII, Anno Sancto Iubilaei MMXXV – Peregrini Spei, primo Pontificatus nostri.



Benedictus Pp. VIII
Pontifex Maximus

Al finalizar la lectura de la bula, todos aclaman:
℟.Demos gracias a Dios.

Una vez leída la bula, los monseñores se acercan al presidente y, uno a uno, se arrodillan y reciben en silencio sus bulas.

Tras la entrega, los monseñores saludan al presidente y regresan a sus asientos.

Después de esto, se pueden hacer algunos anuncios a la comunidad.

Al concluir el rito, el obispo imparte la bendición:
Pres.: El Señor esté con ustedes.
℟.: Y con tu espíritu.

Pres.: Que el Señor los bendiga y los guarde.
℟.: Amén.

Pres.: Que haga resplandecer su rostro sobre ustedes y les muestre su misericordia.
℟.: Amén.

Pres.: Que vuelva su mirada hacia ustedes y les conceda su paz.
℟.: Amén.

El sacerdote bendice al pueblo, diciendo:
Pres.:
 Y la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo  y Espíritu Santo, descienda sobre ustedes y permanezca para siempre.
℟.: Amén.

℣.: Pueden ir en paz.
℟.: Demos gracias a Dios.

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